Si te decantas por la segunda opción, mucho mejor, puesto que un estudio alemán reciente publicado en la revista «Plos One» afirma que salir a comer fuera junto con otras personas con las que poder conversar puede ser muy beneficioso.
Para dicho experimento, en el cual participaron 32 voluntarios, se tomaron tres momentos de estudio: antes, durante y después de la comida. Teniendo como base esto, se repartieron a las personas en dos grupos. En el primero, los voluntarios tenían que comer solos y además, un menú que otra persona había escogido por ellos; en el segundo, lo hacían en un restaurante en el que podían elegir qué comer, en compañía, sin límite de tiempo y con la opción de dar un paseo después. En ambos grupos se mantenían unas características comunes: la cantidad de comida, su calidad y unos precios modestos.
¿Cuáles fueron las conclusiones? Es cierto que el estado anímico de los individuos de un grupo y otro eran bastante similares a corto plazo. Sin embargo, el mismo test realizado a largo plazo sí permitió ver diferencias notables. En este se podía observar cómo las personas del segundo, es decir, las que comían acompañadas, se mostraban mucho másrelajadas, creativas y, al experimentar un momento de desconexión con el trabajo, también conseguían en el mismo tiempo una mayor productividad. Como dato negativo, su control cognitivo era inferior.
REDACCIÓN Gastronomia.com
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