Los productos con más valor añadido y con una producción más arraigada en la economía de cada provincia española son los que más se protegen en origen frente al hurto en los comercios, según pone de manifiesto el Mapa del Etiquetado en Origen en España elaborado por Checkpoint Systems.
Este estudio concluye que vino, embutidos ibéricos, quesos, conservas de pescado y ropa son las categorías más etiquetadas en origen en España, aunque detecta variaciones sustanciales según el territorio. En nuestro país ya hay más de 1.000 referencias que llegan con etiquetado de seguridad a los lineales de los supermercados. Es una de las medidas que se están generalizando para combatir el hurto, cuya incidencia es de 2.487 M€ (el 1,33% de las ventas), según el último Barómetro Mundial del Hurto.
El etiquetado en origen consiste en integrar la aplicación de etiquetas antihurto en el proceso de fabricación de los artículos. De esta manera estos llegan a las tiendas correctamente protegidos y sin que los empleados tengan que perder tiempo para colocar las etiquetas antihurto manualmente. Al garantizar la protección de los artículos, se pueden exponer de forma accesible en la tienda sin temor a un aumento del índice de hurto. Esta accesibilidad supone mayores índices de compra por impulso que cuando los productos están colocados en el interior de las vitrinas.
La protección en origen del vino, generalizada en todo el país, constituye una tendencia muy reciente y cada vez más común entre los productores vitivinícolas. País Vasco, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Valencia son las comunidades a la vanguardia en el etiquetado de esta bebida.
En España existen setenta denominaciones de origen de vino. Constituyen productos de alta calidad, codiciados por amantes de la enología de todo el mundo y concentrados en botellas, que son envases pequeños y fáciles de llevar. Por estos motivos tienen un alto valor para hurtadores profesionales que revenden los artículos en mercados ilegales. Ante este riesgo de hurto, en los últimos años bodegas y retailers han hecho una apuesta clara para proteger los productos al máximo utilizando el etiquetado en origen.
En Andalucía, Castilla y León y Castilla la Mancha, también el queso y los embutidos ibéricos están especialmente protegidos. En La Coruña, Cantabria y Girona, las conservas de pescado son el producto que más se protege en origen. Este tipo de etiquetado también se está extendiendo en turrones (Lleida), frutos secos (Tarragona), ropa y zapatos (Comunidad Valenciana y Zaragoza), especias (Alicante), salazones (Murcia), brandy (Cádiz) y cuchillos (Albacete), entre otros.
Para David Pérez del Pino, Director General de Checkpoint Systems en España y Portugal, “el etiquetado en origen nace de un pacto entre fabricantes y comercios para proteger los artículos más valiosos elaborados en España respetando al máximo la identidad y la marca de cada producto. Esta garantía de protección permite exponer los productos de forma accesible y atractiva sin que aumente el hurto, lo que acaba fomentando la compra por impulso y un aumento de las ventas”.
La tendencia actual pasa por implementar programas que combinan la protección en origen con la RFID (identificación por radiofrecuencia) desde el proceso de fabricación hasta el punto de venta. Así, además de proteger los productos desde el centro de fabricación, cada artículo está identificado individualmente y de forma automática desde el inicio de la cadena de suministro. De esta manera las tiendas se aseguran una precisión de inventario casi total y pueden cumplir satisfactoriamente con los pedidos del consumidor.