El matcha (“Té en polvo”) es un té verde molido que se obtiene a partir de la molienda de las hojas de té verde. El té molido tiene su origen en China, y fue introducido en Japón en el siglo XII por el monje budista Eisai, coincidiendo con la introducción en el país del budismo zen.
Con el paso de los años, el té molido tuvo menos presencia en China y su consumo fue consolidándose en Japón, principalmente en los monasterios budistas. Entre los siglos XIV y XVI su consumo se extendió a las clases altas de la sociedad nipona.
Desde que fuera introducido en Japón, el té matcha estuvo vinculado con la celebración de rituales religiosos en los monasterios budistas. En la actualidad, sigue formando parte de la ceremonia japonesa del té y tiene una fuerte presencia en la cocina japonesa (y cada vez más en la occidental) para la elaboración de dulces, platos salados o bebidas.
El té matcha llama especialmente la atención por su color verde intenso; su sabor suave y dulce. Además de por sus numerosas aplicaciones en la cocina, el té matcha cada vez tiene más adeptos en Occidente por sus numerosos beneficios para la salud. Entre sus propiedades, destaca su riqueza antioxidante, en cafeína, L-teanina, clorofila, vitaminas (A, B, C, E y K), minerales (calcio, magnesio, hierro, sodio o fósforo) y fibra.
El té matcha ayuda a reducir los niveles de estrés y la ansiedad; favorece la concentración; previene la artritis; refuerza el sistema inmunológico; reduce los niveles de colesterol y de azúcar en sangre, y puede prevenir del padecimiento de cáncer.
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