La mano de Buda es un cítrico con muy poca pulpa procedente de oriente. Físicamente parece un extraño híbrido entre un limón y un pulpo (eso sí, sin ventosas). El color y la textura de su piel recuerdan al primero y su morfología simula amorfos y rígidos tentáculos.
No obstante, no es ni lo uno ni lo otro. Pertenece a la familia de los cítricos y ha sido históricamente venerado por las culturas milenarias de oriente (donde se ha cultivado especialmente en China e India) y se ha usado como ofrenda a Buda, de allí su nombre, también se conoce como fruta de Cthulhu.
Su nombre científico es Citrus medica variedad digitata, carece de pulpa, por lo que no es posible exprimirlo para extraer zumo, pero la ralladura de su piel se emplea en infusiones, repostería, como aromatizante de algunas recetas de pescado y marisco y para cócteles como el gin & tonic. En China se cultivan hasta 6 variedades diferentes de esta fruta.
Además de sus usos gastronómicos civilizaciones antiguas lo han utilizado como tónico estomacal, para decorar y perfumar sus hogares, además por su forma lo han asociado a diferentes simbologías relacionadas con la felicidad, riqueza y longevidad.
En España se cultiva en Elche, en el famoso Huerto de Elche que encabeza Santiago Orts, biólogo y botánico que recibió el Premio Doctor Marañón en 2010 al Mejor Científico en el Campo de la Alimentación.
Desde la web se recomienda usarla troceada para purés salados y dulces, para mermeladas, jaleas y chutney.
Apunte nutricional: al ser un cítrico, la Mano de Buda contiene vitamina C, aunque su inexistente contenido de pulpa y uso en muy pequeñas cantidades no supone una aportación tan importante como la de naranjas, mandarinas o limones. En realidad, es un buen acompañamiento y un aromatizante ideal.