El gofio es uno de los pilares de la alimentación tradicional en Canarias. Heredado de los guanches, que elaboraban el gofio tostando los diferentes cereales en recipientes de barro, el "oro en polvo" fue evolucionando e incorporando nuevos ingredientes como el maíz, que llegó a Europa desde América.
Practicamente en todas las casas canarias podemos encontrar este producto que se toma mezclado con leche en el desayuno, espolvoreado sobre plátanos aplastados, en escaldón si se mezcla con caldo de pescado, amasado con miel y almendras para el postre o el aperitivo. Son las recetas más tradicionales pero, en los últimos años, se comercializan productos más novedosos como helados o mousses elaborado con gofio y la alta cocina isleña lo incorpora también a sus creaciones.
A esta puesta en valor del gofio se suma un concurso organizado por el gobierno insular que elige cada año el Mejor Gofio de Canarias. Este año la distincion recayó en el Quanarian Trigo Antinguo del País con Identificación Geográfica Protegida (IGP) y elaborado en Tenerife por la empresa Cetecal. Está hecho con la variedad tradicional del trigo barbilla, el más antiguo de los que se cultivan en las Islas, y apenas lleva dos años en el mercado.
Una vez limpios y seleccionados, los granos de cereal se tuestan. La temperatura y el tiempo de cocción aplicados en este proceso determinan en buena medida las cualidades del gofio, que se obtiene una vez molturado el cereal en molino de piedra, con una ligera adicción de sal marina. Posteriormente se envasa en botes para preservar su sabor y aroma hasta que llega al consumidor.
El certamen reunió 88 producciones de 19 molinos que fueron valoradas en dos jornadas de cata por un panel compuesto por expertos catadores, siguiendo el sistema de cata ciega, es decir, sin etiquetas que identifiquen el producto.
