Como ya se sabe, la Feria de Abril es el mayor encuentro mundial dedicado a la cultura del baile y cante flamenco, con especial énfasis en el estilo particular: "sevillanas". Es también una cita imprescindible para los propios sevillanos; para las familias, pero también para múltiples empresas de fuera y dentro de la capital hispalense. Existe una mezcla magnífica entre trabajo, familia, amigos y negocio. Todo ello alrededor de un elemento esencial e imprescindible: la comida y el vino; sobre todo el vino fino y la manzanilla -aparentemente iguales, con una diferencia esencialmente geográfica-.
La Feria de Abril es una celebración originaria del siglo XIII, que se recupera en el año 1846 y que históricamente, tenía un fundamento ganadero y comercial. Desde su comienzo se incluyó cierto tono de festejo, donde entraban -entre otras cosas-, los puestos de buñuelos, turrones y avellanas. Establecimientos que perduran con cierta modificación, siendo centro de antojo de los más pequeños. A todo ello se le sumaría el tradicional paseo de caballos y carruajes; que perdura y aumenta cada año y que se sucede durante todo el día. Sin olvidar la gran cantidad de elementos, como los trajes de flamenca o de corto, los carteles de Feria o el "cielo de farolillos", que como reza la sevillana: "va alumbrando la calle".
Este año, la Feria de Sevilla ha estado marcada por el buen tiempo, y por darse en la época clave de su celebración, en pleno mes de abril. No obstante, algunas veces la fecha varía, situándose incluso en el mes de mayo, regida por Semana Santa. En este caso, los alrededor de 25 grados y el sol radiante sobre el albero del Real, han dado como resultado una "Feria redonda".
Comenzando por el lunes del "Pescaito", la Feria de Abril encendía las luces de la llamada "portada" (portón simbólico y elemento de gran importancia que cada año cambia su diseño). El Pescaito es una cena de gala que se produce en cada una de las "casetas" (pequeñas, medianas o grandes carpas convertidas en salas de reunión, siempre con una cocina y una barra, donde se ofrece amplia variedad de platos y bebidas). A esta cena inaugural acuden habitualmente los "socios" de cada caseta. Suele tratarse de grupos de amigos o familiares, pero también de negocio. De tal forma existen casetas dedicadas, por ejemplo, al gremio de la policía, a partidos políticos, a sindicatos u otros entes públicos; así como casetas de empresas privadas). En total, en esta ocasión, se han contabilizado 1.048 casetas.
El Pescaito está caracterizado por el consumo de una gran variedad de pescado o marisco, sobre todo platos típicos andaluces; como el cazón en adobo, los boquerones, las puntillitas o los chocos fritos. Pescado frito, pero fresco. Habitualmente cocinado con aceites limpios y vegetales. A estas bandejas, se les une las inigualables gambas de Huelva u otros acompañamientos como el jamón ibérico o el queso viejo. Es un evento social de gran importancia en el que se produce el reencuentro entre esos grupos de interés que señalábamos anteriormente.
Negocio, familia, diversión, encuentro gastronómico y social se sigue produciendo a lo largo de la semana. En el ámbito gastronómico se ofrecen ciertos productos imprescindibles, que traen consigo el recuerdo infantil, la recuperación de las costumbres de la tierra y de las cocinas familiares. Ejemplos son "el caldito del puchero", un "analgésico" ideal para recuperar fuerzas y vivir esa otra feria nocturna; los garbanzos; las migas o la carrillada ibérica. Aunque, sin ir más lejos, tampoco pueden faltar el "montadito de lomo" o la tortilla de patatas, para los que se rascan un poco más el bolsillo.
Y como no, El Rebujito: una bebida alcohólica dulce y refrescante, que consiste en mezclar manzanilla con Sprite y con hielo en una jarra, para ir bebiéndolo poco a poco, normalmente utilizando un catavinos.
Elementos todos estos -y muchos más- que convierten la Feria de Sevilla en única e irrepetible en todo el mundo, y que no sólo la hacen especial por lo acogedor de la ciudad o por la hospitalidad y simpatía de su gente, sino también por tratarse de un evento tradicional para los que la han vivido desde que tienen uso de razón y para los que se reúnen con sus amigos y familiares en un mismo lugar, cada año, durante una semana del mágico mes de abril en Sevilla.
Laura Molina