Y no es la más cara del mundo. El del vino es un sector que -en ocasiones- se lanza a ciegas a por la exclusividad y la confunde con la extravagancia. Lo supo ver la marca Penfolds, una empresa vinícola australiana, que lejos de querer embotellar el mejor caldo, quería crear una obra de arte.
De hecho, el cabernet sauvignon de su interior se llegó a vender por 225 dólares, muy alejado de los 170 mil que llegó a costar después. ¿Cómo llegaron entonces a vender la botella a un precio tan elevado? La clave de su precio está precisamente en la botella. En realidad lo que se comercializó fue una ampolla de vidrio, una estructura diseñada por el artista Nick Mount y hecha a mano.
El número también juega un papel importante, sólo se fabricaron doce de estas botellas. La marca se comprometió además a enviar a un enólogo -con un utensilio de plata- al domicilio del cliente en caso de que este quiera degustar el vino. Un servicio que va incluido en el precio de esta rareza.
The Making of the Penfolds Ampoule from Penfolds on Vimeo.
REDACCIÓN MENUS.ES
