¿Cuál debe ser nuestra ingesta de proteínas? ¿Debemos consumirlas sin miedo o pueden perjudicar nuestra salud? Es una pregunta que genera debates entre los nutricionistas, ya que no existe un acuerdo claro. Pero por si las dudas no eran ya pocas, parece que ahora habrá que introducir otro factor en este debate: la edad.
Lo muestra un estudio publicado en la revista estadounidense Cell Metabolism, y llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) dirigidos por el profesor de la Escuela de Gerontología y director del Instituto de Longevidad de la misma, Valter Longo. El trabajo concluye que la ingesta excesiva de proteínas puede provocar los mismos efectos nocivos que el tabaco hasta los 65 años, y en cambio, llegados a esa edad, puede ser beneficiosa, por los cambios metabólicos y hormonales de nuestro cuerpo, que nos hacen menos propensos a enfermedades.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron las evoluciones clínicas de una amplia selección de pacientes adultos durante 23 años. Comprobaron que los menores de 65 que llevaban una dieta alta en proteínas eran un 74% más propensos a morir de forma temprana y el riesgo de padecer cáncer era 4 veces mayor que el de los que no la seguían, aumentando también en gran medida el de sufrir diabetes.
Esto sucede porque las proteínas controlan la hormona del crecimiento IGF-I, vinculada con la propensión al cáncer. Sin embargo, los niveles de IGF-I caen superados los 65, lo que genera una pérdida de músculo, y es aquí donde juegan un papel fundamental, pudiendo hacernos menos propensos a enfermedades.
Los autores del trabajo recomiendan una dieta que nos sitúe en 0,8 gramos de proteínas por cada kilo de peso corporal. Según ellos, una dieta es equilibrada en este sentido si un porcentaje de entre el 10 y el 19% de sus calorías proceden de proteínas; si el porcentaje es más bajo, la dieta será baja en proteínas, y viceversa. Además, subrayan que las proteínas procedentes de plantas no tienen nunca el mismo efecto mortal que se pudo apreciar en las de origen animal.
REDACCIÓN gastronomia.com