Desde hace unos años, a consecuencia de la crisis económica y sobre todo de la creciente tendencia que une gastronomía y ecología ha surgido en las grandes ciudades un movimiento en el que verduras, frutas y hortalizas toman los espacios verdes entre edificios, creando los denominados huertos urbanos. Un nuevo fenómeno mundial que inunda terrazas, balcones e improvisados invernaderos y que no para de crecer.
Sin embargo, el cultivo dentro de la urbe no es algo 100% actual. Durante la época de la Revolución Industrial eran muchos los que, para paliar el hambre, plantaban diferentes alimentos para su propio consumo. La II Guerra Mundial también fue un momento clave en el que los huertos urbanos proliferaron en países como Reino Unido, EE.UU y Alemania, en los que no se quería depender de las importaciones para la subsistencia.
Ahora se cultiva como remedio contra la contaminación y sobre todo para conocer el origen de lo que comemos. Tener un huerto propio supone una serie de ventajas que repercuten positivamente en nuestra salud y calidad de vida; realizamos ejercicio, obtenemos la satisfacción de hacer algo con nuestras manos y lo más importante, comemos sano. En él podemos cultivar todo tipo de vegetales, tomates, lechugas, pimientos, zanahorias, cebollas… atendiendo por supuesto a factores como el clima o la estación en la que nos encontramos. Eso sí, nuestros comestibles serán siempre frescos y de temporada, no tendrán rastro de ningún tipo de agente químico o pesticida y sabrán mucho mejor que cualquier otro comprado en un supermercado.
Muchos famosos como Shakira, la actriz Julia Roberts o la mismísima Michelle Obama han publicado en distintas redes sociales su favor y práctica hacia este tipo de consumo ecológico. De hecho, la actual Primera Dama es una ferviente defensora de los huertos urbanos, cultivando sus propios alimentos en una parcela de La Casa Blanca y promulgando este estilo de vida sana allá donde va.
En España existen diferentes iniciativas de asociaciones y empresas que permiten un autoabastecimiento de esta clase, a pesar de no tener un lugar físico y propio en el que desarrollarlo. Se trata de espacios al aire libre y públicos, en los que las familias o cualquier persona interesada puede participar para cultivar alimentos para su consumo o compartirlos con una determinada comunidad.
Y ahora que conoces qué es un huerto urbano, ¿te sumas a la nueva moda eco-gastronómica?
REDACCIÓN Gastronomia.com
