Los meses de octubre a marzo son los más indicados para el consumo del pomelo, uno de los cítricos más grandes del mercado y que presenta grandes beneficios para la salud. Rico en vitaminas A y C y gran fuente de potasio, magnesio y calcio, el pomelo es una de las frutas más usada para confeccionar bizcochos, tartas e incluso alguna ensalada.
Aunque no se conoce con certeza el origen de esta fruta, se cree que su nacimiento se debe al cruce entre un naranjo dulce y una variedad nacida hace siglos en las Indias Occidentales, conocida como pummelo citrus. En España se cultivan pomelos en la zona de la costa levantina, especialmente en Valencia y Murcia, pero sus mayores exportadores se encuentran entre algunos países del continente americano, como México, Argentina, Cuba y EE.UU.
Esta fruta, de un sabor ácido con un toque algo amargo, se encuentra compuesta por un 88% de agua y es un alimento muy recurrente en las dietas de adelgazamiento debido a sus niveles de ácido cítrico. No obstante, a pesar de ser un complemento ideal para el desayuno, el postre o las merienda, consumido en grandes cantidades puede ocasionar ciertos problemas digestivos. Estudios recientes han señalado además, que la ingesta de pomelos a la vez que algunos medicamentos indicados para la hipertensión, el colesterol o la depresión puede ser contraproducente.
Entre sus variedades se distinguen los pomelos blancos y los pomelos pigmentados. Los primeros mantienen una pulpa de color amarillo, como el pomelo Ducan o el popular Marsh Seedles; los segundos por su parte, presentan un ligero tono rosado ya que se cultivan a temperaturas más altas. Entre ellos están el pomelo Burgundy, el denominado Ruby o el Pink Marsh.
Una recomendación para cuando vayáis al supermercado es elegir siempre un pomelo que parezca tener más peso con respecto a su tamaño, puesto que esto significa que está repleto de zumo.
REDACCIÓN Gastronomia.com