Las setas son, sin duda alguna, uno de los alimentos más característicos del otoño. Existen multitud de variedades, entre las que se encuentran incluso especies venenosas. ¿Te has animado alguna vez a recogerlas directamente de la naturaleza? Te contamos algunos consejos para hacerlo correctamente.
Ante todo, no debemos recoger ninguna especie desconocida. Ni siquiera nos podemos fiar de las guías especializadas, en las que las fotografías pueden dar lugar a equivocación. Lo recomendable es salir siempre con alguna persona experta en la materia.
A la hora de elegir el lugar donde hacer la recolecta, es importante evitar lugares próximos a carreteras o basureros.
Durante la recolección, la seta debe cogerse entera, incluido su tallo, para así estar completamente seguros de cuál se trata. También hay que tener en cuenta que todas las especies, venenosas o no, forman parte del ecosistema y no pueden ser pisadas o estropeadas simplemente por no conocerlas. No debemos tampoco escarbar la tierra, pues esto puede provocar que las especies no se reproduzcan más en esa zona.
Para almacenarlas, lo más apropiado son las cestas de mimbre, para que sus esporas caigan al campo y evitar que fermenten con la humedad. Se descartarán por tanto las bolsas de plástico, que no permiten una buena transpiración.
Tras la recolecta, no es aconsejable almacenarlas mucho tiempo en el frigorífico, ya que pierden sus propiedades. Además, y al ser poco digestivas, deben consumirse en pequeñas cantidades.
REDACCIÓN Gastronomia.com
