Desde hace tiempo he sentido fascinación por la tienda Williams-Sonoma, implantada desde 1956 en varios puntos de Estados Unidos y desde este mismo año en Londres, 209 Tottenham Court Road. Es la quintaesencia del «sueño americano». Su dueño, Chuck Williams, que se había dedicado a la reparación de aviones durante la Segunda Guerra Mundial, viajó por primera vez a Francia en 1953 y allí descubrió los utensilios de cocina más elegantes que nunca había visto. Pensó entonces en trasladar esos utensilios a su tierra natal y en emular la puesta en escena francesa. Abrió su primera tienda en Sonoma, California, y pronto comenzó a expandirse. Hoy se puede encontrar en Internet todo su tentador catálogo que incluye manteles, servilletas, moldes, sartenes, cuberterías, cristalerías, vajillas, adornos de Navidad, Semana Santa, Halloween… y numerosísimas recetas que no pueden evitar traslucir su elegante impronta americana.
Pero Williams-Sonoma se dedica también al negocio editorial. Ha publicado una serie de libros ilustrados de recetas (Cakes, Dessert, Cookies, Soup, Salad, Roasting, Bread, Risotto…); una colección de libros de recetas para niños, para vegetarianos, para alérgicos al gluten; otros libros de recetas para Navidad, Thanksgiving, para dar una cena en un jardín... En fin, Chuck Williams también dedica una colección a la gastronomía de diferentes ciudades punteras: Londres, Barcelona, París, Nueva Orleans…
Hoy he releído London. Authentic recipes celebrating the foods of the world y, haciendo orden en mis cajones, he encontrado las tarjetas de varios restoranes ingleses donde he comido inmejorablemente en los últimos tres años.
London no es solo un libro de recetas. Las hay, por supuesto (me encanta la de los hot cross buns y la del pollo tikka masala, que es una de mis especialidades cuando tengo gente a cenar en casa), pero en este libro encuentras mucha información sobre las costumbres gastronómicas tradicionales y contemporáneas de los londinenses, así como ideas y cierta orientación sobre dónde comer, cenar o encontrar ciertas productos deli si te encuentras en el West End, en South Kensington o en Knightsbridge.
La gastronomía inglesa ha experimentado una gran evolución en los últimos treinta años. Parece ser que tras la Segunda Guerra Mundial, los ingleses dejaron de cocinar en casa y se dedicaron a servir comida precocinada; tardaron veinte años en recuperar las tradiciones gastronómicas patrias. En el caso particular de Londres, que ya era un hervidero de culturas durante la ocupación romana, no se recuperó el gusto por la cocina internacional que se degustaba desde entonces hasta la década de los setenta del siglo pasado. Hoy en día, los londinenses siguen disfrutando de comida casera y de la gastronomía internacional. En mi opinión, se ha abandonado un poco el gusto por la comida india y ahora la tendencia se inclina más hacia la comida libanesa e israelí (puedo recomendar Maroush, en 4 Vere Street, y Ottolenghi en Islington. Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi han abierto también Nopi en el Soho).
En cuanto a la comida tradicional inglesa, en Londres se encuentran fácilmente restoranes que utilizan productos de primera calidad, que proceden directamente de las granjas situadas en el campo que rodea la gran ciudad, donde se puede disfrutar de cocina british muy sofisticada. Últimamente me han tocado el corazón (y el estómago, obviamente, también) The Shed (122 Palace Terrace), un negocio familiar, que es una prolongación de la granja que los hermanos Gladwin tienen en West Sussex, de donde proceden la mayoría de los ingredientes con los que cocinan; y un clásico de Kensington, Maggie Jones’s (6 Old Ct Pl, Kensington), donde recomiendo el roast beef del domingo. Hay que llegar pronto, sobre las doce y media, porque se termina, aunque el resto de la carta, también muy apetecible, se sirve sin problema.
No solo en Londres sino también en el resto de Inglaterra, proliferan los gastropubs, que sirven comida y bebida de gran calidad en un ambiente típicamente brit. En el londinense barrio de Belgravia, Thomas Cubitt ha sido nuestro último descubrimiento (44 Elizabet Street). Es francamente sofisticado y si pides el pie del día no creo que te confundas.
Un último tip: Londres está cuajado de mercados, de tiendas de delicatesen, de pequeñas pastelerías y panaderías. Han perdido importancia las grandes superficies, exceptuando el fenómeno de Whole Foods, una tienda que apuesta por la comida natural y orgánica. Visita la de Kensigton High Street, en el edificio Barkers. ¡Te va a encantar!
Covadonga de Quintana
Editorial Tejuelo
Publicado por Covadonga de Quintana | 4 de diciembre de 2013
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