Humildad. Humildad es la palabra que define la intervención el pasado domingo de Fina Puigdevall en la tercera edición del festival Film & Cook que se celebró esta semana por vez primera en el Matadero de Madrid después de dos ediciones previas en Barcelona.
En un escenario cálido y cercano y de la mano de su paisana la cineasta Isabel Coixet esta cocinera reconocida con dos estrellas Michelín compartió con el público asistente su particular relación con la cocina a la que llegara un día sin más carta de presentación que su amor por la tierra que la vio crecer, Olot.
Natural, exenta de boatos o artificios, nos habla de ese idilio particular con los alimentos y el campo, con su entorno más cercano que lleva directamente a su cocina. Cómo tomando lo que la vida ha puesto al alcance de su mano ha sido capaz de crear de lo propio y cercano unos platos que despliegan todo el esplendor de esa huerta haciéndola llegar al mundo entero. Su casa familiar, el pequeño huerto de su jardín, o los huertos circundantes de los payeses de Olot sintetizados en sus platos son hoy punto de referencia en las agendas culinarias de todo sibarita que se precie, de cualquier rincón del mundo; no en vano la gran mesa corrida de su sala principal la comparten hoy comensales que son en un 50% extranjeros.
Entre continuas risas reflejo de una timidez innata cuenta cómo se relaciona con los elementos culinarios que tradicionalmente llegaban al lugar dejando de lado los productos ajenos; así, obviando de su carta productos como el pescado fresco-o congelado- se centra en las verduras y hortalizas que como zanahoria, remolacha, escarola, cardo o borraja y un largo etcétera abundan en esas tierras, productos que por el contrario compagina únicamente con pescados en salazón o en conserva.
Discreta y tímidamente compartió en directo con quienes asistimos la elaboración de uno de sus platos fetiche: el huevo en mahonesa de aceite de atún en lata.
Con un derroche de verduras y hortalizas en el menú de Les Cols, su cuidada carta es un poema y llamada a los sentidos: «del hort i galliner», de «primavera i natura»; así, sin más ornato ni artificio, cuenta con íntimo deleite cómo esa Naturaleza que le es tan propia entra a raudales por los espacios abiertos de su local con sus texturas, colores y sabores inundando los sentidos del comensal con la esencia de la vida, del origen, de lo natural; con la sencillez de un humilde huevo; eso sí, horneado a 35 grados durante horas en un horno especial de hostelería. Equilibrio perfecto de modernidad - reflejada también en un espléndido trabajo de arquitectura-, y esencia.
Apostada tras la parquedad de su comunicación sutilmente se vislumbra el mundo interior que inspira a Fina, quien, de la mano de Coixet, nos ha acercado un poco más a «la complejidad de las cosas sencillas»; o ¿a la sencillez de las cosas complejas?....
Con un simple huevo, originador de vida.
Ainhoa del Carre
A&C, noviembre 2013
Editorial Tejuelo
Publicado por Ainhoa del Carre | 27 de noviembre de 2013
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