Una costumbre muy arraigada en EE.UU y que ha invadido los restaurantes de todo el planeta, el doggy bag. ¿Sabéis de qué se trata?

Pues bien, este fenómeno consiste en llevarse a casa la comida que nos sobra y hemos pedido en un establecimiento, en una pequeña caja, tupper o bolsa que el propio negocio nos facilita. Es decir, nos llevamos literalmente aquello que no hemos sido capaces de comer.

El doggy bag nació en América, en la década de los años 40, cuando la II Guerra Mundial azotaba medio mundo, los alimentos escaseaban y se luchaba contra el desperdicio industrial. Aunque existen varias teorías sobre el origen exacto, se cree que este movimiento fue idea de Dan Stampler, el propietario por aquel entonces de Dan Stampler's Steak Joint , un conocido local de la época ubicado en el histórico barrio de Greenwich Village, en Nueva York. Dan no quería que sus clientes se sintiesen avergonzados al pedir las sobras de su plato para llevar, por lo que creó una bolsa con el dibujo de un perro y unos versos ingeniosos que invitaba a los comensales a solicitar el servicio. Así, el hecho de llevarse lo que no habías sido capaz de terminar para que se lo comiera el perro parecía incluso una posibilidad real.

En la actualidad y debido a las grandes porciones de comida que se cocinan en los Estados Unidos, el doggy bag es toda una tradición. Los restaurantes y cafeterías incluso diseñan cajas con su logotipo para que la gente se lleve la comida sobrante.

En Europa, diferentes asociaciones de restaurantes preocupados por el medioambiente están intentando introducir esta moda en la sociedad, a través de diversas campañas publicitarias de concienciación para luchar contra los residuos que provienen del sector de la alimentación. En nuestro país, hace ahora algo más de un año, la colaboración entre una popular marca de cerveza y una red formada por diversos restaurantes de Madrid y Barcelona está haciendo posible que a partir de la iniciativa «No lo tiro» todo aquel que quiera pueda llevarse su comida a casa en una cómoda y discreta cajita.

Lo que comenzó como una costumbre para ahorrar y no desperdiciar comida en el siglo pasado es hoy en día toda una revolución en sintonía con la denominada como gastronomía sostenible, en la que se invita al consumidor a ser responsable y a llevar a cabo un estilo de vida más ecológico. ¿Y tú?, ¿practicas ya el doggy bag?

REDACCIÓN Gastronomia.com