La compañía aérea Lufthansa , preocupada por no estar a la altura de la competencia en cuanto a los menús se refiere, decidió estudiar por qué los pasajeros disfrutan más con un tipo de comida que con otro.
Tras el estudio, que se prolongó durante varios meses, se llegó a la conclusión del problema. Durante los vuelos, que alcanzan aproximadamente los 10.000 metros de altitud, existe alrededor de un 15% de humedad, momento en el que el cuerpo humano empieza a experimentar una disminución del sentido olfativo y gustativo. La sensación podría compararse con la de cuando estamos resfriados y los alimentos nos resultan menos apetecibles.
Para paliar el problema, los productos que nos sirven las compañías tienden a prepararse con sabores más fuertes que los que comemos estando en tierra, por ejemplo sazonándolos o añadiéndole salsas.
Además del factor de la humedad, se descubrió que estar expuesto a ruidos blancos como los que existen en los aviones, hace que percibamos con menos intensidad lo dulce y lo salado. En parte esto se debe a que nuestra atención dejará de centrarse en el propio sabor para hacerlo en el efecto sonoro.
REDACCIÓN MENÚS.ES
IMAGEN DE: www.bloghalconviajes.com
Publicado por Gastronomia.com | 23 de mayo de 2013
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