Desde luego lo más común es poder disfrutar de estas como elemento decorativo, dando vida, color y aroma a nuestras macetas y jardines. Sin embargo, desde hace ya un tiempo sus usos van más allá, aplicándose con éxito por ejemplo en el mundo de la gastronomía.
La alta cocina, la repostería e incluso el mundo de la coctelería son campos que se han rendido al encanto de las flores. Y no sólo se puede disfrutar de ellas en verano, ya que además de frescas, también se comercializan congeladas, cristalizadas o deshidratadas.
En España contamos con algunos chefs de renombre que confirman su exquisitez, como Ferrán Adrià, Dani García, Andoni Luis Adúriz, los hermanos Roca, Rodrigo de la Calle o Adolfo Muñoz.
También en nuestro país existen algunas empresas especializadas en este producto, como por ejemplo la pionera Sabor & Salud. Se encuentra en Axarquía (Málaga) y produce desde 2004 gran cantidad de especies diferentes, como los capullos de lirio o la flor de orégano. Además no se limita a distribuirlas por la geografía española, sino que también satisface la demanda en otros países como Alemania, Austria o Francia, siempre bajo el sello de producción ecológica.
Algunas de las más utilizadas son la flor de cebollino, con un sabor que recuerda al de cebolla pero algo más suave; las rosas, y en especial las Antiguas o Damascenas; la flor de capuchina, que dará un toque picante; o la flor eléctrica, caracterizada por su intensísimo sabor, -aunque seca pierde potencia-.
En la mayoría de los casos se comen crudas, aunque también las podremos encontrar fritas, rellenas o al horno, siempre dependiendo de qué plato se quiera cocinar y por supuesto, la especie que se ha elegido para ello. Con respecto al aliño, hay que ser cuidadosos ya que en muchos casos con el propio sabor de la flor será suficiente.
REDACCIÓN Gastronomia.com
Publicado por Gastronomia.com | 10 de diciembre de 2013
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