Las frituras no son la mejor opción para aprovechar los nutrientes de los alimentos. Sin embargo si se consumen con moderación y atendiendo a una serie de pautas podremos disfrutar de platos tan sabrosos como las croquetas, empanadillas o calamares. Toma nota de algunos de ellos.
- El tipo de aceite que escojamos es quizás el factor más importante. Se recomienda que sea de oliva, al ser tolerante a temperaturas muy altas. De lo contrario, se oxidará perdiendo propiedades y convirtiéndose en un producto muy dañino. Si empezamos a ver que desprende humo blanquecino es mala señal. También habrá de estar limpio, no reutilizándolo demasiadas veces para evitar la acumulación de posibles residuos.
- La temperatura tiene que ser siempre la misma. Para ello se deben incluir pocos ingredientes por sartenada, para que así sea más fácil que se mantenga el mismo calor.
- También tendremos que tener en cuenta que los alimentos estén completamente secos antes de introducirlos en la sartén o freidora. Si en su superficie tienen agua o cualquier otra sustancia podrán salpicar. Por supuesto deberán estar descongelados y no ser excesivamente grandes para que se calienten de forma homogénea.
- El estilo de corte que les hagamos también influye: cuanto más gruesos estén troceados, menos aceite van a coger.
- Introduciremos estos alimentos cuando el aceite haya alcanzado la temperatura adecuada, para que así no chupen demasiada grasa. También habrá que rehogarlos por completo,
- Por supuesto, tras freirlos, los escurriremos hasta asegurarnos de que han perdido la mayor cantidad de aceite posible y posteriormente, dejaremos que reposen en papel absorbente, una medida de toda la vida que sigue funcionando.
REDACCIÓN Gastronomia.com
Publicado por Gastronomia.com | 16 de diciembre de 2013
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