Visita al restaurante Sandang

El cocinero del Pazo
El espacio del cocinero del pazo, Antonio Amenedo, para gastronomia.com en el que nos contará todas las novedades del sector que viva en carnes propias

El cocinero del Pazo

Publicado por | 12 de febrero de 2014
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Visita al restaurante Sandang
Cuando viajas en solitario a un lejano país, del que apenas conoces nada de sus raíces y costumbres gastronómicas, es tan complicado como divertido encontrar los restaurantes más adecuados, que te aporten lo que has venido a buscar.

De la misma forma que utilizo habitualmente buscadores como Booking  o Trivago para encontrar los hoteles donde hospedarme, a las guías que califican los restaurantes como en Tripadvisor, las catalogo de escasa utilidad por carecer de criterio, ya flipan de carallo los supuestos rankin  profesionales como The World´s 50 Best Restaurants, como para hacer caso a estas listas, que en Seúl, según ellas, los primeros cinco puestos, están comandados por un mexicano, un nepalí, un italiano, un africano y un internacional, eso no es lo que busco…

Yo me lo tomo como un juego, porque si no acabaría ciertamente desesperado, aquí el idioma es una barrera durísima, incluso más que en Japón, y las culturas son tan diferentes, que cuando les pregunto a las chicas de la recepción del hotel, cual es el mejor restaurante, se empiezan a partir de risa, que naturalmente me contagian, pero que me hace quedar igual que estaba.

Para dar con este restaurante, cuya traducción exacta es «pueblo de montaña», utilicé  el mapa de restaurantes del mundo que aparece en la página de Madrid  Fusión,  y que esta formada por las mesas, cuyos chefs han desfilado como ponentes, por el escenario del congreso madrileño. Esto sin llegar a asegurarte un acierto definitivo, es un buen comienzo.

Una vez decidido el día para ir a comer en el Sandag, se iniciaron de manera automáticamente, los planes logísticos para llegar hasta el restaurante, ya que para más INRI a la dificultad con el idioma, aquí las calles no tienen nombre…

Y así fue, para que os hagáis idea del tamaño de esta gran urbe, entre metro y tren de cercanías fueron veintiséis paradas con varios trasbordos por el medio, en total dos horitas del ala…

Una vez que no apeamos del tren en la estación de Yangpyeo, aun tuvimos que hacer uso de un taxi para definitivamente alcanzar la puerta del restaurante.

Tras una breve inspección por los alrededores del establecimiento, mi intuición cociñeira, me dijo, aquí vas a papar bien, y realmente a la postre fue así.
Al entrar al restaurante, fui recibido por dos bellas camareras, pero que al verme solo, pusieron caras de medio asustadas, y que me preguntaron enseguida.

-¿Viene usted sólo?
A lo que respondí: -Si -Pero realmente me dieron ganas de decirles, no tengo ahí escondidos un equipo  de futbol, no te j…
-Es que es para un mínimo de dos personas…
-Espeté un «No me jodas» interno, que seguro me hizo cambiar el semblante. Cuando ya empezaba a pensar en las dos horas de vuelta, apareció el chef Yim-Gi-Ho, que tras unas agradables presentaciones me invitó muy cortésmente a entrar y sentarme.

Cuando ya estaba sentando en el tatami, se acerco el chef, y me pregunto que si tenia algún problema alimenticio, y como estaba de hambre.
Yo le contesté que de hambre  bien, pero que mi estómago estaba un poco tocado de comer tanto Kimchi, plato nacional coreano que junto el arroz, lo utilizan como nosotros el pan, a todas horas. Ya os hablaré más adelante.

Me contestó: -Tranquilo yo a parte de cocinero utilizo la comida como medicina, y ya veras como mi Kimchi no te sienta mal.
Yo pesé para mí, pues venga, dale…
Y empezaron a traerme muchos platos a la vez, así se hace en Corea, que yo calificaría como  poco tradicionales, y que os detallo continuación:


  • Una sopita de arroz para preparar el estómago.
  • Una especie de Taco, con verduras de su huerto.
  • Sashimi de pargo rojo.
  • Un simpático sushi de lubina.
  • Este no le entendí bien, pero era una especie de mojama súper potente.
  • Avalon de las costas de corea.
  • Este es un pescado de la zona con espinacas y germinados, que tenía un exceso de fritura importante.
  • Rica y picantona ensalada de vieiras ligeramente marinadas.
  • Espectacular sopa de almejas, el plato que más me gustó, que sabor, la almeja recien abierta, incluso era delicada como nuestras finas…
  • Carne de baca marinada con ajo y cilantro. psssss bueno
  • Tempura de langostino con chips de patata y loto.
  • Pulpo rebozado.
  • Mini cangrejo saltarín, una testuta crujiente sin mucho más…
  • Castaña flambeada, buena puesta en escena e pouco mais…

En este momento, cuando ya estaba lleno como un «pelouro» apareció sonriente el chef Lim vestido ya de calle y me pregunta,  que tal?
A lo que educada y sinceramente respondo: -Muy bien
Y me suelta: -Pues ahora a probar mi kimchi…
Dios, «voy a palmar», pensé, y empezaron a colocarme todos estos platos en la mesa…

Mi cara le tuvo que dar tanta pena, que me dijo: «tú sólo pruébalo, y para que no te haga daño, el truco consiste en tomar un poco de los kinchis variados, y rápidamente beber un poco de sopa para que limpie y se lleve la acidez y el picor». Y efectivamente, mano de santo, probé un poquito de todos siguiendo las indicaciones del cocinero-médico, y en absoluto apareció la temida acidez estomacal.

Estuvimos charlando un buen rato, y francamente, me pareció un tipo súper interesante,  al que le gusta plasmar la naturaleza que lo rodea, tanto en la cocina como en la pintura, un artista en toda regla…

Sitio muy recomendable si se visita Corea.
Nota personal:7´50
ya sabéis, más fotos en elcocinerodelpazo.com
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