La fabulosa lonja de Tsukiji

El cocinero del Pazo
El espacio del cocinero del pazo, Antonio Amenedo, para gastronomia.com en el que nos contará todas las novedades del sector que viva en carnes propias

El cocinero del Pazo

Publicado por | 5 de febrero de 2014
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La fabulosa lonja de Tsukiji
Si para los que profesan la religión musulmana es de obligado cumplimiento, el pasar una vez por la Meca, y si hay millones de hindúes tienen que bañarse en el Ganges para librarse de sus pecados, opino que a todos los que trabajamos y disfrutamos con el arte culinario,  deberíamos visitar Japón en algún momento de la vida, para conocer su variada gastronomía y para aprender a tratar el producto como lo hacen ellos.

Como cocinero, siempre he defendido que en nuestras rías gallegas tenemos la suerte de contar con los mejores mariscos que hay sobre la faz de la tierra, y que el peixe de nuestras costas tiene un sabor difícilmente superable, pero al nombrar la palabra Tsukiji mis categóricas afirmaciones siempre se ponen un tanto nerviosas, porque conocen la categoría del rival.

Tranquilos que no cambio de opinión y donde dije digo no voy a decir Diego, pero si que es cierto, que las cifras lonja más grande del mundo te dejan abrumado.

En la primera ocasión en que visité hace años este mega mercado acompañado de Pilar, ya nos habíamos quedado maravillados, pero en esta ocasión que he tenido la suerte de ir acompañado de un local que habla perfectamente nuestro idioma, y que me ha podido ir explicando las infinitas especies muchas de ellas nuevas para mi, realmente ha sido la pera limonera…

Aquí voy a hacer un inciso, para presentaros al compañero que me hizo de interprete, se trata del bueno de Taka, mano derecha de Javier Olleros en el restaurante Culler de Pau, excelente cocinero y tan buena persona que no me importaría que en un futuro, mi hija Carmen encontrase un novio así, claro, siempre y cuando se quedasen a vivir en España, quÉ?

Taka, que suerte has tenido de encontrar a Javier, y Javier, has tenido mucha fortuna de haber conocido un fiel escudero como es Taka, realmente formáis un binomio que puede ser generador de envidias…

Como este viaje resulto un poco precipitado porque inicialmente tiraríamos de carretera y manta por Europa, no tuve tiempo de hacer las reservas oportunas, para mis restaurantes deseados, pero como aquí se come muy bien por poco que busques, no le di la mayor importancia.

Dentro de Tsukiji existen unos pequeños restaurantes o barras de sushi,cuya calidad es raramente alcanzable fuera de Japón, yo que desde mi primera visita a este país me he vuelto un fanático de este tipo de comida, iba afilando los dientes a medida que íbamos pasando por los diferente puestos de mariscos y pescados, en especial los del afamado atún rojo que llega desde todas las partes del mundo, incluida España.

Nos metimos en una de estas barras  que no necesitaba espera, y  comenzó el espectáculo, enseguida el sushiman empezó a dispararnos, Dios, caían balas de placer en mi boca que comenzó a desencajarse extasiada, que barbaridad, hasta Taca se quedó apirolado…
 
Hacedme caso, y si os gusta el sushi, deberíais venir a probarlo en el momento que se pueda, me lo agradeceríais de por vida, ver similitudes entre  este material, con el que podemos comer en Coruña elaborado por los japo-chineses, es lo mismo, que comparar  una buena tortilla hecha con huevos caseros y pataca de Coristanco, con una de esas prefabricadas de las grandes superficies, lo mismo, vosotros veréis…
 
Al día siguiente volví en solitario, ya que taka había regresado con su familia. Esta vez sabía que la cola iba a ser muy larga, ni más ni menos que cuatro horas aguantó un culo inquieto como el mío…, hasta que llegó  su turno, es lo que tiene querer disfrutar de la barra más afamada de Tsukiji y a su vez de todo el mundo, se llama Sushi Dai y ciertamente el resultado fue otra vez antológico para mis sentidos.

Qué voy a hacer ahora cuando vuelva a Coruña?? El único que merece la pena es el del chico de la plaza de Lugo, pero lo que tiene que hacer, es montar una barra y dejarse de bandejitas, que la diferencia es que te los vayan dando uno a uno, ahí empieza la excrelencia… En fin
Con tanto tiempo de espera vas haciendo amigos como a Tristán, un chico que trabaja para Intitex en Pekin.

Después de semejante disfrute organoléptico, decidí acercarme a uno de los onsen más afamados de la ciudad, el Oedo-Onsen-Monogatari-Odaiba, para el que no sepa que es, que piense en las aguas termales donde Shin Chan va alguna vez con su padre, nunca había estado en uno y aunque la experiencia la valoro como muy agradable, era una situación muy extraña, el estar en el centro de una ciudad de más de treinta millones de habitantes en el exterior de un balneario y en pelota picada.

Como coña os diré a las interesadas, que por lo visto ayer, la leyenda urbana que dice que los nipones la tienen más bien pequeña, creo que es cierta,  yo no soy para nada Nacho Vidal pero ayer me vine arriba y me pasee por el balneario más contentiño que Dios, como si ancha fuese Castilla, je, je… En fin, Pepiñadas a parte, me volví para el hotel más relajado que un perezoso en su árbol preferido…

Ya os seguiré contando.
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