La cara y cruz de Hiroshima

El cocinero del Pazo
El espacio del cocinero del pazo, Antonio Amenedo, para gastronomia.com en el que nos contará todas las novedades del sector que viva en carnes propias

El cocinero del Pazo

Publicado por | 6 de febrero de 2014
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La cara y cruz de Hiroshima
Como os comenté en mi post anterior, este viaje tuvo escasa planificación porque cuando me di cuenta que el trip por Europa adelante, era sustancialmente más costoso de lo inicialmente planeado, por cambio de neumáticos, autopistas, gasolinas y demás, la fecha de partida ya la tenía a la vuelta de la esquina.

Pero entonces me pregunté, ¿Si no vas a viajar por la vieja Europa, a dónde carallo vas a ir, si gastronómicamente has estado en casi todos lados?
Pues coño, repetiré donde el gaznate y el bandullo han disfrutado más, así de fácil, y trás unos rápidos comicios neuronales, el ganador por mayoría absoluta resultó Japón.

Lógicamente al ya haber estado por esta tierra de samuráis conociendo bellísimas ciudades como Kioto o Kamakura, a parte del papeo, sería bueno el no repetir, y continuar cultivándome, conociendo nuevos emplazamientos que puedan seguir llenando el buche de mis recuerdos.
Entonces en un plis- plas, este fue mi razonamiento a la hora de preparar esta nueva aventura en solitario.

-Tengo pocos días porque los del Culler vienen al Pazo, bueno, pues arranco para Madrid Fusión y ayudo a Yamamoto, cuando termine,  zumbando para Tokyo. Como ya lo conozco, papeo todo lo que pueda pese a no haber hecho reservas, y «lisco» en tren bala hasta el sur de la isla de Honshú, parando en el santuario de Miyajima que me han dicho que es la pera, y está muy cerca de Hiroshima.

Continuo hasta Fukuoka que está en otra de las grandes islas de este archipiélago, Kyushu, desde donde parten unos ferrys  hacia la vecina Korea.
Allí conoceré las de ciudades más importantes Busan y Seúl, e volta pa casa. No hay como tener las cosas claras…

Cuando llegué a Hiroshima, flipé de carallo, pero como este cuaderno de bitácoras quiero que sea lo más entretenido y alegre posible, de la vergüenza que es para el ser humano lo que ocurrió en esta ciudad no voy a entra en detalles de cifras ni gaitas, simplemente os dejo unas imágenes del recuerdo de semejante atrocidad, y señalaros que del museo salí bastante tocado…

La cara positiva de esta zona es sin duda la isla santuario de Miyajima, que se encuentra a media hora en  tren, de los normalitos, del centro de la urbe.
Salí tempranito del hotel para aprovechar el día, y después del traqueteo ferroviario, y una agradable navegación de no más de diez minutos en ferry, desembarqué en el paraíso de la tranquilidad.

Dando la bienvenida a la isla, se levanta un gran pórtico anclado en las aguas, que ya te augura que estas llegando a un sitio muy especial.
Ni os imagináis las buenas sensaciones que se respiraban en este santuario costero, que paz interior, que placidez, que calma…
Recomendable cien por cien, sobre todo, después del mal cuerpo que me había quedado el día anterior, en la visita al museo de la paz.

Gastronómicamente os comento, que en esta zona  tienen bateas dedicadas a las ostras, que curiosamente las preparan a la parrilla, y con las que también preparan la famosa salsa que lleva su nombre.
 
Hablando de las salsas, me metí en una de las muchas tiendas que hay en el pueblo donde podías probarlas, y si por mi fuera me traería un container, chiquita calidad, estaban todas sabrosísimas, Umami por los cuatro costados…

Y por su puesto no puedo pasar por alto el plato estrella de la zona el okonomiyaki, que es, así por encima, una filloa rellena de pasta, repollo y beicon, aderezada con algunas salsas.

El resultado final… hombre esta bien, pero no se te saltan las lágrimas…
Mañana Despedida de Japón y bienvenida a Korea.

Si os apetece ver más fotos: El Cocinero del Pazo 

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