Carmen: «Quien compra una vez mis marucas, repite»

Carmen: «Quien compra una vez mis marucas, repite»

Muchas veces se nos ha hablado de las propiedades nutritivas de las algas, empleadas como alimento en países como Japón, Corea, o China; pero también en Sudamérica -donde son muy conocidas las de la Patagonia- Canadá y Europa. Carmen Sánchez decidió apostar por ellas y así, en Conservas Galuriña -empresa de la que es promotora- rescató una vieja receta de empanada que data del siglo XIX . Bautizada con el nombre de maruca, esta empanada de algas realizada en su conservera goza ya de gran aceptación en Muros, pueblo costero de la provincia de A Coruña donde encontramos Galuriña. Ahora comienza a expandirse por la geografía gracias a la red de redes:


Eres una persona que, dados los tiempos que corren, tenías la necesidad de emprender un nuevo proyecto. ¿Cómo surgió esta idea?

La idea principal nació al tener ganas de hacer conservas. En este pueblo, ya antiguamente, nos dedicábamos a la conserva. Los primeros conserveros vinieron de Cataluña. Mi marido también trabajaba en eso y yo siempre tuve un «hilillo» de gusto hacia la conserva, así que empecé con un proyecto encaminado a elaborar mejillón, almeja y todos los productos de la zona; pero se vio truncado por la crisis porque a la persona que iba a aportar el capital le dio un poco de miedo. Pero los que somos inquietos y tenemos ganas de emprender algo nuevo, no paramos: yo ya llevaba un tiempo analizando las algas, estudiando sobre ellas, trabajando en casa con amigos dándoselas a conocer para que opinasen… y así nació la idea.

Esta receta la encontré en unos libros de mi padre que tiene en el ático, y la curiosidad vino de ver que me parecía imposible que, tal y como se explicaba, pudiese salir una empanada porque no llevaba levaduras. Como curiosa que soy, empecé a practicar ese tipo de masa y vi que era sabrosísima y como también estaba estudiando las algas me dije que de ahí tenía que salir algo. ¡Y así empecé a hacer empanadas de algas! Las di a conocer a mis amigos y todos opinaban que estaban muy ricas. Las llevé a un bar para que las pusieran de tapa, y la verdad es que tuvieron muchísimo éxito, la gente empezó a preguntar quién las hacía y empezaron a encargármelas. Vi entonces que era una buena idea de negocio y que podía sacarle partido, así que les di ese formato de marucas, muy bonito para una mesa. Y así surgió todo, sin quererlo ni buscarlo.

Las recetas de estas empanadas estaban en viejos libros de tu padre, ¿tú nunca las habías probado ni en casa te las habían hecho nunca? 

Nunca.

¿Cómo son las marucas y qué las diferencia de la empanada convencional que hoy en día encontramos en cualquier establecimiento?

Yo hice tres modelos que patenté, porque me pareció que ese formato también servía para poner en una mesa ahora que la gente quiere ver cosas nuevas. Tienen forma de pez, con sus escamas, sus aletas y se hacen en dos tamaños, uno de 800 y otro de 600 gramos. Hice una de 300 gramos con forma de mejillón y una de 150 gramos con forma de vieira, para una o dos personas.Todas son de algas, pero con diferentes productos: mejillón, berberecho, atún, xarda, lirio y raia, pescados autóctonos de Galicia

¿Todo el proceso de elaboración se hace a partir de productos autóctonos de tierras gallegas?

Sí, las algas son todas recolectadas en nuestra ría. De hecho tenemos una reserva, «Os Miñarzos» y estoy trabajando mucho con ellos. Es una zona protegida donde el pescado es quizás uno de los mejores del mundo y me quedo un poco corta. Allí sus aguas son diferentes a todas las que hay y de ahí que salga tanta variedad de pescados y mariscos

A mucha gente, cuando le hablas de comer algas, les sigue generando cierto miedo. ¿Cómo y cuándo te diste cuenta de que estas marucas tenían su nicho de mercado?

Fue en el colegio Serra Doutes. Las llevé para probar porque los niños son muy sinceros y te dicen lo que piensan, ¡y me dieron un premio! Y luego fue al presentarlas y darlas en pincho. En los bares de aquí hay un público variopinto, pero todos los que las probaban, les gustaban.

¿Ya has conseguido que las pruebe gente de todas las edades?

Sí. Cuesta mucho porque las algas no están instauradas aún en la cocina diaria. Este fin de semana hicimos aquí un evento, que se llama «Las carrilanas de Esteiro»; las presenté allí y la verdad es que tuvieron muchísima aceptación. Eso es bueno porque la gente cada vez te conoce más.Quien compra una vez mis marucas y las prueba, repite, lo que te da ánimos para seguir y buscar nuevos clientes

¿Haber estudiado las algas y sus propiedades nutritivas, te ayuda a animar a la gente a probar y a vender el producto? 

Sí. Me gustaría que las probasen en el sector de la hostelería. En esta fiesta de la que hablaba antes había gente que me decía que dado su alto valor nutritivo, las marucas encajarían muy bien en las zonas del Camino de Santiago. Yo creo que encajan bien en cualquier sitio donde quieran venderlas porque son fáciles de preparar y se pueden vender congeladas. Funcionarían tanto en casa como en los comercios pequeños y es sencillísimo prepararlas: sólo hay que ponerlas treinta minutos en el horno y ya está. Cualquier persona que no domine la cocina puede tener una comida hecha en menos de nada.

Se comercializan tanto listas para comer como ultracongeladas. ¿Fue esto último lo que te animó a expandir el producto con ayuda de Internet?

Claro, porque al estar así conservan todas sus propiedades. Primero probé en casa para ver cómo salían después de estar ultracongeladas y la verdad es que no se distinguen de hacerlas frescas. No las tenemos mucho tiempo congeladas, sino que vamos haciendo por encargo, lo que hace que la empanada esté en sus mejores condiciones a la hora de consumir.

¿Cuánto tiempo llevas vendiéndolas a través de Internet? 

Muy poquito, unos dos o tres meses. Yo ahora estoy en Escompring y ellos también me han animado. Estamos ahí un conjunto de pequeños productores que luchamos por salir adelante.

¿En qué sitios -además de Muros y comarca- notas que tengan buena aceptación?

En Extremadura tienen mucho éxito, concretamente en la zona de Villafranca de los Barros. Luego, un poco de todo. Las he mandado para Gijón, Madrid, Barcelona…. Todo va llegando a medida que me van conociendo y la gente quiere probar el sabor de las algas.

¿Tienes algún proyecto para el futuro que pueda desvelarse?

Yo no he perdido la esperanza de hacer mis mejillones en escabeche. Creo que en un futuro conseguiré enlatarlos. Es que, hablando de recetas antiguas, conservo una de mejillones con escabeche de una fábrica que ya ha cerrado y quería llevar a cabo ese proyecto. Tengo ese gusanillo, ¡y creo que lo conseguiré!

REDACCIÓN Alberto Becerra





 

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