Catilla-La Mancha puede presumir de poseer una gran riqueza gastronómica con productos que han sido reconocidos con la Denominación de Origen Protegida y con la Indicación Geográfica Protegida. Estaríamos hablando de productos como el azafrán, la miel, el queso o el vino. Sin embargo, y como no puede ser de otro modo, de sus cocinas también podemos hablar de platos que han superado las fronteras de su territorio.
Hoy vamos hablar de un plato de especial relevancia en la gastronomía manchega y uno de los protagonistas de la obra Don Quijote de La Mancha: los duelos y quebrantos. Lo más probable es que haya lectores que no hayan tenido el placer y la oportunidad de degustarlos, pero seguramente les resulte familiar si han disfrutado con las andanzas de Alonso Quijano.
El origen del plato es aún incierto y de hecho existen numerosas interpretaciones acerca del nombre del mismo. Aunque las interpretaciones más asentadas son las expuestas por algunos estudiosos que han analizado este extracto del primer capítulo de la primera parte de El Quijote: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados (…)”.
Apoyándose en este fragmento y en otros escritos históricos, algunos expertos vendrían a afirmar que “duelos y quebrantos” era un plato consumido los sábados porque no violaba la prohibición de comer carne, impuesta tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Sería un plato compuesto por las partes menos utilizadas de las aves o los carneros. Otros escritores ilustres sostendrían que los “duelos y quebrantos” a los que se hace referencia en El Quijote, serían realmente “huevos con torreznos”.
Por otra parte, hay otras teorías menos populares que sostendrían que el origen del nombre de este plato estaría relacionado con el interés de descubrir a falsos conversos.
En la actualidad, para preparar los “duelos y quebrantos” necesitaremos: huevos revueltos, chorizo, jamón y tocino de cerdo que se prepararían en una sartén con aceite.