Considerada por la FAO como el alimento del futuro para erradicar el hambre en el mundo. Se estima que desde el 2000 la producción mundial de mandioca se incrementó en un 60 %, lo que posiciona a este cultivo, propio del nordeste argentino, como protagonista según informa el INTA.
Fuente de energía, muy rica en hidratos de carbono y azúcares, la mandioca es una de las especies más consumidas, sobre todo en las zonas rurales del NEA, y puede estar presente en la mayoría de las comidas del día –desayuno, almuerzo y cena–. Incluso, el subproducto sirve para el ganado bovino.
Ccultivo propio de las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones cuya principal característica es que está en manos de pequeños productores que la utilizan como alimentación para la familia y los animales. En el NEA, la superficie implantada alcanza unas 40.000 hectáreas, de las cuales unas 25.000 pertenecen sólo a Misiones. Esto muestra, por un lado, la importancia que tiene el cultivo para los agricultores y, por otro, también explica el impulso que tuvo la industria.
Hervida, frita o en platos elaborados con fécula, la mandioca se asegura un lugar fijo en la mesa de todos los días por las amplias posibilidades de agregado de valor en origen que tiene. La producción de esta hortaliza se destina tanto para consumo fresco como para la industria de fécula.
Una de las principales fortalezas que tiene el almidón de mandioca es que es un producto libre de gluten, en un mercado en el que la sociedad demanda cada vez más productos aptos para celíacos.