Acaba de presentarse al mundo la primera hamburguesa cultivada enteramente en laboratorio. Una creación que es posible gracias a las células madre, una tecnología pensada con fines médicos, para la generación de tejidos en trasplantes, pero que ahora, 15 años después, tiene nuevas aplicaciones.
Así, la tecnología de las células madre ha permitido la creación de una hamburguesa cultivada enteramente en laboratorio. La única contribución de la vaca, según comentaron los expertos en la presentación, fueron unas pocas células madre del músculo extraídas de su trasero.
Esta primera hamburguesa sintética fue cocinada y catada hace unas horas en Londres. Y afortunados los que han podido probarla, ya que el experimento ha costado cinco años y 248.000 euros.
Los responsables de esta nueva criatura son los miembros del equipo que dirige Mark Post, de la Universidad de Maastricht, quienes matizaron que la fabricación de esta hamburguesa en concreto «solo» ha llevado tres meses. Y eso, dijeron en tono de humor, es «menos de lo que tarda en crecer una vaca». Con todo, los científicos esperan que tanto los costes como los plazos se reduzcan en tanto en cuanto la técnica llegue a la práctica industrial, que es su objetivo.
Para conseguir la hamburguesa, los científicos han partido de unas pequeñas muestras de tejido muscular tomadas de una vaca «con una intervención mínima e indolora». Ese tejido contiene dos tipos de células madre, las precursoras del músculo y las de la grasa, y de momento solo han trabajado con las primeras. Las han cultivado en placas, las han estimulado a crecer y proliferar y han hallado la forma de convertirlas en 'tiras' de tejido muscular de alrededor de un centímetro de largo. «Hacen falta unas 20.000 de esas tiras para crear una hamburguesa del tamaño típico», explicaron.
Dicen sus creadores que esta hamburguesa podría ser una salida a la falta de comida en el mundo, y más teniendo en cuenta que según diversos estudios, la demanda de carne en el mundo se incrementará y «en un futuro cercano, tanto la carne como los cereales se convertirán probablemente en productos de lujo», sostiene el investigador.
De este modo, Post y sus colaboradores de la Universidad de Maastricht proponen su hamburguesa cultivada como una «auténtica alternativa a ese escenario insostenible» aunque matizan: no desean «erradicar la ganadería» porque «siempre harán falta ganaderos», pero sí «contener su crecimiento».
Notas de cata
La primera y de momento única hamburguesa cultivada en el laboratorio fue cocinada por el chef de Cornwall Richard McGowan, que la preparó con un aliño a base de aceite de girasol, mantequilla y una pizca de sal, cuatro minutos vuelta y vuelta y al plato. En esta ocasión solo había dos comensales: los críticos gastronómicos Hanni Ruetzler, de Viena, y Josh Schonwald, de Chicago, además de su creador.
«Su sabor es bastante intenso, y realmente está cerca de la carne, aunque no es tan jugosa», dictaminó Ruetzler tras la cata. «La sensación en la boca es como la de la carne», añadió Schonwald. Con todo, Post y los dos críticos gastronómicos solo se comieron la mitad de la hamburguesa pionera. La otra mitad la guardó su creador para que probaran sus hijos.
REDACCION gastronomia.com