El Museo Egipcio de Barcelona ofrece una original actividad que permite a los visitantes conocer la cocina de los faraones. Todos los viernes del verano, el museo se abre para una visita guiada y una degustación gastronómica en la que se muestran los platos que se comían hace miles de años a orillas del Nilo.
La carne de ave y los pescados de río eran fundamentales en su dieta, rica en frutas, legumbres y verduras. Pese a la distancia geográfica y al lapso temporal, el recorrido por las salas del museo sitúa a los visitantes frente a bebidas y comidas contemporáneas, como una bebida de chufas muy parecida a la horchata y un dulce redondo y alargado que cortaban de un modo muy parecido a nuestros churros.
Tras el recorrido por el museo, los participantes son invitados a probar diversos platos, con ingredientes que ya usaron los antiguos egipcios. Una degustación gastronómica con la que concluye El Banquete Eterno en la que se ofrecen, como entrantes, pipas de calabaza, altramuces o encurtidos; como primer plato, un delicioso humus, ensalada de lentejas o huevas de pescado; de segundo, magret de pato o pollo con loto, y de postre, cuajada, dátiles o sandía. Todo ello acompañado por dos bebidas que ya tomaban en el antiguo Egipto como es la cerveza y el vino, en este caso, un blanco aromatizado.