El secreto de la cocina del futuro está en las recetas del pasado. Esta es la filosofía que firman, una a una, las más de cuarenta mujeres que forman el Club de las Guisanderas de Asturias. Más de cuarenta cocineras que han crecido entre fogones y que han heredado la sabiduría y recetas de sus madres o abuelas. Su cocina es sencilla, tradicional, sin prisa, con pausa, "con amor”.
Anoche han recibido en Gijón el Premio Embajadoras del Sector Turístico Asturiano que otorga la patronal turística Otea. El galardón supone el reconocimiento de todo el sector a "su activa y exitosa defensa de la cocina tradicional asturiana". Las guisanderas llevan casi una década rescatando recetas y dándolas a conocer en diversos libros, charlas y cursos.
El club nació en el año 1997 con 13 socias. Se reunieron en una cena tras concluir el primer Congreso de Hostelería que tuvo lugar en el Principado, y el encuentro resultó tan entrañable y enriquecedor que se repitió en decenas de ocasiones hasta hoy, cada vez con más "guisanderas" de toda Asturias en torno a la mesa. El Club ha alcanzado las 44 socias, mujeres de todas las edades que comparten para de su biografía, y que han visto cómo el status del cocinero y cocinera se transformó en los últimos años.
Su último encuentro se celebraba el pasado 1 de junio en el Restaurante Hotel Casa Lula, donde entregaron, como vienen haciendo en los últimos años, su propio premio Guisandera de Oro, que en esta ocasión ha reconocido la labor de la televisión pública autonómica RTPA en la difusión de la cocina tradicional asturiana. En la ceremonia les han dado la bienvenida oficial a tres nuevas "guisanderas" Herminia Nuevo de Casa Nuevo en Pillarno, Anafé Fernández de El Cenador Azul en Mieres y Carmen Carvajales de La posada de San Blas en Tapia de Casariego.
Las "guisanderas" toman su nombre de las cocineras que se encargaban de las comidas en bodas, fiestas y celebraciones en la Asturias del pasado siglo, cuando los restaurantes eran muy poco y las personas que se dedicaban profesionalmente a la cocina aún menos.
Grandes conocedoras de los productos locales, estas mujeres desarrollaban su labor de forma itinerante, mayoritariamente, aunque algunas tenían su propia casa de comidas. Fundamentalmente su cocina era tradicional y con productos de la tierra.
Fotografía: Fabes con almejas. Casa Eutimio.
