Un buen funcionamiento y mantenimiento del frigorífico y el congelador evitarán la alteración de la temperatura y el consiguiente deterioro en la conservación de los alimentos. Su correcto envasado y distribución en el frigorífico mejoran su conservación y reducen el desperdicio.
Además de no dejar la puerta abierta ni introducir comida caliente, otras pautas pueden ayudarnos a conseguir este objetivo:
Las carnes y pescados frescos se colocan en la parte superior de los cajones, el área más fría de la nevera. Siempre envasados herméticamente o envueltos en una película de plástico sobre un plato.
Si se dispone de un único cajón para frutas y verduras, éstas se embolsan y así se evita la maduración acelerada por contacto y se reduce el olor.
Todo plato preparado, semipreparado o embutido se sitúa en las baldas intermedias, también metido en un táper.
Los estantes superiores, menos fríos, se destinan a yogures y lácteos. Las puertas a bebidas y salsas.
Algunos alimentos nunca deben estar en la nevera, como las patatas, las frutas tropicales y los quesos curados.
La nevera exige especial atención antes de las vacaciones. Los alimentos frescos se deben ir consumiendo desde dos semanas antes de la partida. Los que sobren se pueden cocinar y congelarse. Las frutas sirven para batidos y las verduras para cremas. Sólo permanecerán conservas, platos preparados y alimentos envasados cuya fecha de caducidad supere el periodo vacacional. Para ausencias largas se recomienda desenchufar el frigorífico y limpiarlo. Los cajones y las baldas se extraen y se limpian con agua y jabón, al igual que el interior. Los cercos o marcas de vasos pueden frotarse con limón y sal.
Fografía: Pedro Caballero, creador de amosdecasa.com, impartirá una demostración sobre cómo organizar la nevera el próximo jueves 9 de julio en Miele Center Madrid.