Fecha de caducidad y consumo preferente son dos de las indicaciones del etiquetado de los alimentos que peor interpretamos por no tener clara la diferencia entre ambas, que es sustancial.
Así, la fecha de caducidad señala el día a partir del cuál no podemos consumir el producto porque no es seguro. Se utiliza en productos muy perecederos como pasteurizados -leche, yogur, cremas-, carnes o envasados al vacio. Son alimentos que pueden suponer un peligro para la salud si los ingerimos después de la fecha señalada.
La fecha de consumo preferente advierte de que, tras ese momento, el producto puede perder o variar propiedades organolépticas como el sabor o la textura. Se utiliza en alimentos con poca agua como aceites, legumbres o cereales; deshidratados y esterilizados.
Las campañas de sensibilización sobre el desperdicio alimentario suelen incidir sobre estas diferencias puesto que, ante la duda, tendemos a desechar el producto, algo que solo debería ser así para la fecha de caducidad. Lo contrario, genera un desperdicio innecesario.
Teresa Valero, directora de información y divulgación científica de la Fundación Española de Nutrición, habló de estas y otras cuestiones relativas al etiquetado de los alimentos en el Gastrosalud de Gastroradio