En pleno boom gastronómico, durante este momento de gloria del mundo de la cocina y de los alimentos, se ha desarrollado la cita que reúne a las empresas productoras de la mejor materia prima y elaboraciones que se encuentran actualmente en el mercado español (y parte del extranjero).
El Salón de Gourmets, la "Feria Internacional de Alimentos y Bebidas de Calidad", se acerca a su madurez en este 29 aniversario recién cumplido. Es un momento para echar la vista atrás y observar cómo ha avanzado la gastronomía en España y valorar la calidad de los productos que va in crescendo a velocidad de crucero. También hay que mirar dentro de las cocinas, en los fogones: esos cocineros que se especializan y que construyen sabores, aromas o conceptos antes desconocidos. El amor por la comida se palpa en el ambiente. Ya no solamente huele a guiso de la abuela, ahora todos; desde el más pequeño al mayor quieren saber más sobre el extenso y apasionante mundo de la gastronomía.
Más que una feria de exposiciones y ventas, el Salón de Gourmets se está convirtiendo en un evento de sensaciones, donde los sentidos se encuentran en efervescencia. Hay empresarios vendiendo sus productos pero también hay visitantes disfrutando del comer y el beber. Hay catadores y expertos del mundillo, pero también hay inexpertos que saben lo que está rico y lo que no tanto.
En este caso es muy difícil encontrarte con algún elemento que no dé la talla. Estamos ante la reunión oficial de los mejores productos. Desde el aceite, el vino o el queso, hasta caviares de algas o patatas con aroma a trufa blanca.
Un evento de este tipo destaca por la cantidad de actividades que permite desarrollar, desde catas de vino, de queso o de jamón, hasta talleres para aprender a preparar cócteles de café, demostraciones de cómo cocinar un buen foie de pato, sushi, o incluso recetas en las que se han utilizado productos tan inusuales como el plancton marino. Ideas que se convierten en productos de alto nivel de exclusividad y que, orgullosos, sus creadores e ideólogos mostraban a un público que quería, ver, oler y probar todo lo que se exponía ante sus ojos.
Laura Molina
