En nuestro idioma, los términos sibarita y gourmet suelen utilizarse muchas veces de forma equivocada para referirse al especialista en el buen comer. Esto se debe, en parte, a la popularidad que ha cobrado la figura de este personaje durante los últimos años.
“Un sibarita está orientado al placer en general, mientras que el gourmet, al placer de la construcción del paladar y de la buena mesa”, asegura José de Jesus Olvera, Doctorante en Antropología Social por la universidad Iberoamericana en investigación de consumo gourmet y productos de lujo. Por lo tanto, el sibarita puede no estar especializado en lo que significa el placer del buen comer, pero sí en el del buen vivir: vestir de manera elegante, tener un auto de lujo, estar abierto a los gustos finos.
El gourmet, por su parte, sabe distinguir la manera en que se producen, distribuyen y consumen los alimentos. “Esta persona conoce sobre la formación y construcción de una mesa destinada al buen comer. Ya sea en su casa o un restaurante, valora la cristalería y un buen mantel”, señala el también especialista en mercados de élite a nivel internacional.
Ambos personajes son producto de una construcción social, ya que, como puntualiza Olvera, “las personas no nacen siendo algo, se construyen día a día”. Un sibarita desarrolla desde temprana edad su buen gusto en todos los sentidos, mientras que el gourmet “relaciona sus emociones para la construcción de un momento de placer enfocado al paladar, además de que define los sabores y administración de los alimentos desde un modo hedonista”, afirma Olvera.