Ya no es necesario viajar a Italia para poder disfrutar de la mejor pasta al dente. En el mercado, encontramos numerosas marcas de calidad que ofertan pasta en sus diferentes modalidades pero, para saber cocinarlas bien, es muy importante conocer sus características que dependen de la variedad de la harina utilizada, de la proproporción de agua, si llevan huevo o si no, o si tienen cualquier otro ingrediente que pueda influir en el tiempo de cocción.
Además, también podemos clasificar la pasta por su forma -macarrones, fusilli...- y otros ingredientes: las pastas de trigo, las que no lo llevan, las que son integrales, las que no lo son; las frescas...
Lo primero que hay que hacer es mirar si el propio fabricante sugiere instrucciones para ser cocinadas ya que aporta una información que será fundamental para su elaboración.
Si tienes poco tiempo o mucha cantidad
En el mercado, también podemos encontrar las pastas precocidas -siempre viene indicado si lo son- que no necesitan ser cocinadas. Podemos utilizarlas directante. Son muy cómodas si tenemos que preparar mucha cantidad de pasta o cuando no tenemos tiempo. Pero hay que tener en cuanta que el sabor no será exactamente el mismo al de la pasta tradicional. También hay algunas variedades de pasta fresca que se pueden utilizar directamente, como algunas marcas de lasaña fresca con huevo donde podemos elegir si queremos o no cocerlas previamente.
El aceite impide la absorción del aroma y la salsa
Para el resto de las pastas, sí necesitaremos algún líquido en las que las coceremos ya sea por infusión, por ebullición o al vapor. Para las pastas de trigo duro o secas, con huevo o sin él, siempre se recomienda hervirlas en abudante agua con sal.
En general, y aunque es una costumbre bastante extendida, es mejor no añadir aceite en el agua de la cocción. En teoría, se añade el aceite para que no se pegue la pasta entre sí pero el que se pegue o no la pasta depende de otros factores relacionados con la clase de pasta en sí y, también, con el modo en el que la estamos cocinando. Si añadimos el aceite, la pasta se recubriría de él y eso dificultará que más tarde estas piezas absorvan correctamente los sabores de la salsa escogida ya que el aceite las aisla de los aromas salseros.
- Idea: aunque no incluyamos aceite, podemos aportar algún sabor al agua de cocción. Esto dependerá de la receta final, del relleno o de las características de la salsa. Puedes añadir al agua hojas de laurel o cualquier hierba aromática o especia que sea adecuada para el plato para conseguir un sutil aroma que lo completará.
¿Cómo hervimos la pasta?
Hay que esperar a que el agua esté hirbiendo a borbotones para introducir la pasta y no antes. Lo haremos con una mano y con la otra removeremos suavemente el agua, en forma de ochos, con una cuchara de madera. De este modo, impediremos que la pasta se acomode una cerca de otra y evitaremos así que se pegue. Cuando veamos que el agua vuelve a hervir, no movemos más a menos que algunas piezas se peguen entre sí.
Un poco antes del tiempo indicado por el fabricante, sacamos la pasta y la pasamos por agua fría para detener la cocción; la probamos o la partimos. Hay que tener en cuenta que la pasta seguirá cociéndose al sacarla del agua. Y otro poco más si la salteamos o la cocemos en alguna salsa. Por eso, se recomienda sacarla un poco antes para obtener el punto perfecto. Si la queremos al dente, al partir la pasta, el centro deberá estar de otro color, casi transparente o transparente. Si está blanco, falta mucho todavía.
Truco para cuando se te pegue la pasta
Para conservar de la mejor manera posible el sabor de la pasta, lo ideal es preparar la salsa mientras la pasta cuece o la calentamos mientras se hace la pasta. Esta se debe escurrir, sin aclararla, e inmediatamente añadir la salsa.
Pero si eso no es posible, y siempre que la pasta no se nos haya pasado de cocción, la pondremos en el colador y la dejaremos tal cual. Ya la aclararemos cuando volvamos a la receta.
Si se nos ha pasado un poco o está a punto de pasarse, entonces la ponemos en el colador y, en este caso, sí la aclaramos con agua fría para parar la cocción.
Tanto si la aclaramos como sino, al volver a la pasta la encontraremos pegada. Para separarla de nuevo, sencillamente, espolvorearemos unas gotas de agua encima de la pasta y la levantaremos sobre el colador con dos cucharas. Se despegará sin ningún problema.
Con estas sencillas recomendaciones, tus recetas de pasta, económicas y muy sencillas de hacer, siempre estarán perfectas.