Según los expertos, el desayuno debe aportar el 25% de la energía necesaria para el desarrollo de nuestra actividad diaria durante toda la jornada, ya que suministra al cerebro y al organismo los nutrientes necesarios para comenzar el día con vitalidad.
De esta manera, el perfil de un desayuno saludable debería estar formado por un apartado predominante de hidratos de carbono, un aporte de proteínas y grasas saludables, acompañado de una buena dosis de alimentos con fibra. Por ello, debe contener aceites de oliva, cereales de desayuno, frutas, frutos secos, lácteos, zumos de frutas y pan, ya que cada grupo de alimentos reporta los nutrientes necesarios para afrontar, con unos adecuados niveles de energía y manteniendo una dieta equilibrada, la actividad diaria del resto de la jornada.
Según el estudio Aladino 2013, cuyos resultados completos se publicarán en las próximas semanas, el sobrepeso y la obesidad infantil son un problema para la sociedad y está relacionado, entre otras cosas, con la ausencia de hábito del desayuno. El sobrepeso se presenta más en niñas, con un 24,9% frente al 24,2% de los niños. En cambio, la obesidad afecta más a los chicos (21,4%) que a las chicas (15,5%). Una tendencia que ya se observó en el estudio de 2011.
Expertos en nutrición afirman que un buen desayuno es fundamental para poder disfrutar de una buena salud ya que mejora nuestro estado nutricional, siendo necesario en todas las etapas de la vida, desde los más pequeños hasta los mayores. Un desayuno saludable mejora la calidad de la alimentación, mejora el rendimiento físico e intelectual, así como la capacidad de concentración, especialmente en niños y adolescentes. Además, ayuda al mantenimiento de un peso adecuado; el control del apetito y previene la ansiedad que nos puede llevar a comer en exceso a la hora de la comida.