Crustáceos y moluscos son los dos grupos de marisco que podemos encontrar en el mercado. Desde siempre, el marisco ha representado una fuente fundamental de nutrientes para infinidad de civilizaciones.
Las proteínas que nos aportan los moluscos son similares a las que nos ofrece el pescado blanco, aunque en algunos casos en menores cantidades. Por ejemplo el calamar, el pulpo o la sepia apenas representa la quinta parte del peso que tenga la pieza. Y su contenido graso es bastante bajo.
Alguno de los detalles nutricionales más interesante de este grupo de alimentos es el aporte de hierro que recibimos con el consumo de almejas y mejillones. Si hablamos de aporte nutricional, es menor el que nos aportan los crustáceos. Aunque su sabor los hace más demandados.
Los crustáceos tienen también unas características similares al pescado blanco, aunque en este caso con un mayor contenido en colesterol. Aunque tampoco es un alimento que forme parte de nuestra dieta diaria, conviene recordar la conveniencia de comerlo siempre con moderación.
REDACCIÓN gastronomia.com