Chocolates, caramelos, tartas,...una lista interminable de alimentos llenos de azúcar es con lo que muchos sueñan cada vez que les entra la gula. Por el contrario, las verduras y frutas, opción mucho más saludable, no suelen ocupar los primeros puestos en preferencias alimentarias por mero placer.
Un estudio realizado por científicos del Centro Monell, instituto independiente de Filadelfia especializado en investigar los mecanismos del gusto y olfato, parece que ha dado con la clave para conocer las causas de este hecho.
Según los resultados de dicho trabajo, publicado por la revista Proceedings of The National Academy of Sciences (PNAS), la razón principal por la que nos sentimos tan atraídos por los sabores dulces es debido a que nuestro organismo está preparado para detectar este tipo de gusto. Las papilas gustativas, que se encuentran en la lengua, tienen como una de sus funciones más importantes la percepción del dulce.
Tiempo atrás ya se había descubierto que existía un tipo de receptor, de nombre T1R2+T1r3, que era capaz de reconocer muchos compuestos dulces. Sin embargo, y gracias a un estudio realizado con ratones, se ha comprobado que aquellos con este receptor dañado seguían percibiendo azúcares como la glucosa. Por eso se pudo intuir que tenía que haber algunos más.
Y en efecto, porque los mismos sensores del azúcar del intestino y páncreas también se encuentran en las papilas gustativas. Además, se sabe que estos pueden llegar a realizar diferentes funciones, por ejemplo haciéndonos creer que un postre con una pizca de sal es más dulce.
Por otro lado, la asociaciónde este sabor con algo apetecible puede deberse al instinto, ya que desde el principio de los tiempos la grasa y los alimentos calóricos aseguraban la supervivencia, mientras que otros más pobres en este tipo de contenido, lo contrario.
REDACCIÓN Gastronomia.com