Son uno de los dulces artesanales más utilizados en la temporada de Día de Muertos en México y forman parte de los manjares más esperados de todo el año. Normalmente, se elaboran a base de azúcar, pero también las hay de chocolate y amaranto con miel.
Para otras culturas ajenas a la mexicana, esto puede parecer algo grotesco, sin embargo, la interpretación que se da a la muerte en el país sudamericano es considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Las calaveritas son el resultado del sincretismo religioso entre la cultura prehispánica y europea. Antiguamente se tenía la costumbre de dar honor a los muertos durante su paso por los inframundos y se conservaban cráneos como recuerdo de esas personas; era una señal de respeto. Con la llegada de la fé católica y el Día de los Difuntos se dio un sentido de fiesta, amparado por el culto prehispánico que junto con las técnicas del manejo de azúcar, como el alfeñique, dieron origen a las Calaveritas, además de a las técnicas de panificación que derivaron en el Pan de Muerto.
Estas calaveritas dulces se colocan en las ofrendas desde el 31 de Octubre hasta el 2 de Noviembre, pero también se consumen como dulces típicos en esa época. Se elaboran con una pasta a base de azúcar y limón que se funde y se coloca en moldes de cráneo. Una vez listas, se decoran con pasta de azúcar de colores y se les coloca una etiqueta en la frente con el nombre del difunto o la persona a la que se le regala.
REDACCIÓN Tessy Carrada