Los Espigueros
La impresionante colección de premios de Los Espigueros tiene múltiples responsables. Algo más de 150 cabras de pura raza palmera suman su calidad genética al buen hacer de Regino y su esposa Carmen Gloria, para conseguir una marca premiada a escala internacional. El primer ingrediente de esta fórmula de éxito está en la alimentación del rebaño. Sus cimientos se asientan sobre la vegetación típica de la costa palmera, de la que forman parte las tuneras, las vinagreras o las tederas. A ella se añaden raciones de forrajes autóctonos, como los tagasastes, las fayas y los brezos, así como suplementos naturales a base de cereales y leguminosas. Para asegurar la calidad del forraje, buena parte de lo que comen las cabras se obtiene de cultivos propios de la explotación. Además, no hay más producción de la que permite el rebaño, lo que garantiza que cada pieza puede recibir un tratamiento artesano. El ordeño llega con las primeras horas de la mañana. Tras filtrar la leche, ésta se mezcla con el cuajo y se deja reposar durante 45 minutos. La reacción química natural separa el suero de la cuajada, que se trabaja posteriormente hasta transformarla en queso. Regino y Carmen Gloria elaboran productos de pequeño tamaño (entre 1 y 2 kilos), así como grandes piezas de hasta 8 kilos (los llamados “quesos de manada”). El penúltimo paso suele ser el salado, que se realiza untando la corteza con sal marina de La Palma. Y por último, en un proceso muy característico, parte de la producción es ahumada pieza a pieza, sobre una brasa de pencas de tunera seca (Opuntia sp.). El resultado logra un fantástico equilibrio entre los sabores dulces y salados, así como entre delicados aromas de origen animal y vegetal. Así es un genuino Queso Palmero.