Las Lameras
Juan Vicente, su esposa Yolanda y sus tres hijos participan de esta explotación familiar ubicada entre los municipios de Villa de Mazo y Fuencaliente. Sus alrededor de 200 animales, de pura raza palmera, evolucionan con destreza sobre este paisaje agreste, herido a lo largo de los siglos por las huellas de volcanes incontables. Estos magníficos ejemplares, guiados por su instinto y bajo la inflexible tutela de Canario, el perro pastor garafiano que las acompaña, obtienen su base nutritiva de plantas autóctonas como el brezo o el tagasaste. Ya en el corral, el millo, la remolacha y la alfalfa se añaden a una dieta cuidadosamente elegida para producir una leche de máxima calidad. En Las Lameras el único queso producido es el que permite el rendimiento del propio rebaño. El ordeño comienza con las primeras luces del día y a continuación la leche es filtrada y mezclada con cuajo natural de cabrito. Después de 45 minutos, las enzimas naturales habrán conseguido separar el suero de la cuajada, que se extrae en condiciones controladas de temperatura. Según el tipo de queso que se quiera elaborar, la cuajada se va fraccionando en mayor o menor medida y puesta en moldes, pequeños (para quesos de entre 1 y 2 kilos) o grandes (los llamados quesos de manada, de más de 8 kilos). Algunas piezas se sacan directamente al mercado, pero otras se ahuman primero con los materiales naturales autorizados por el reglamento de la Denominación de Origen. En el caso de Las Lameras, suelen emplearse pencas de tunera seca (chumberas del género Opuntia) o “pinillo” (acículas de pino canario o Pinus canariensis). El resultado final es un producto natural, nutritivo y de aroma equilibrado, que con toda justicia aprecian los consumidores.