El Roque
El Barranco de El Roque da nombre a la zona en la que pastorea el rebaño de Oliver, el cual en este año 2013 se ha puesto al frente de la explotación caprina de su padre. Esta tremenda brecha natural crea un particular microclima en el que crecen especies forrajeras como las lechugillas, las tuneras, las vinagreras o el pajón (nombre genérico de las gramíneas). Para garantizar una nutrición óptima, su dieta se completa con otros forrajes locales de zonas más altas, como los tagasastes, el brezo y la faya. En el momento del ordeño, estos espléndidos animales de pura raza palmera comen también una mezcla de cereales (sobre todo maíz), así como piensos compuestos de alfalfa y remolacha. El rebaño lo forman alrededor de cien cabezas de cabra palmera, que duermen donde eligen y regresan a la granja por la mañana. A temprana hora son ordeñados y soltados de nuevo hasta el día siguiente. El parto (o paridera, como se conoce en La Palma) de la nueva generación tiene lugar en el mes de octubre, tras una monta natural que tiene lugar cinco meses antes y respeta el ciclo biológico de las cabras. La explotación tiene cerca de 20 años, pero Pedro Mauro (su padre) lleva toda la vida dedicado a este oficio, que aprendió de su padre. De esta manera Oliver continúa con una tradición familiar de cuidado de los animales y elaboración de buen queso. Esta notable experiencia se transmite a la elaboración de los quesos comercializados bajo la marca El Roque y amparados por la Denominación de Origen Queso Palmero. La mayoría de las piezas, que se elaboran de forma artesanal con cuajo natural de cabrito y sal marina, pesan entre 6 y 8 kilos al llegar al mercado, donde resultan cada día más apreciados por los consumidores.