La temporada del albaricoque comprende los meses de mayo a agosto. Fruta popular en verano, tiene su origen en China, Turquía, Irán y Armenia. Las primeras referencias acerca de su cultivo datan del año 3000 antes de Cristo, y fueron los romanos quienes lo introdujeron en Europa debido a sus rutas comerciales con Asia.
El albaricoque proviene del árbol frutal Prunus Armeniaca. Su nombre científico ha adquirido popularmente numerosas acepciones, desde albaricoque, damasco, damasca o alberchiguero.
En la actualidad, el país con mayor producción es Turquía, seguido de Irán y Uzbequistán. Con respecto a España, el país, se sitúa en el puesto número 11 en lo que respecta a los niveles de producción mundial; las principales regiones de cultivo son Murcia, Valencia y Albacete.
El albaricoque presenta en su exterior una forma redondeada, con una piel aterciopelada y color variable (amarillo, anaranjado o rosado) y una pulpa amarillenta que rodea a un hueso liso. En lo que respecta a sus cualidades organolépticas, es una fruta de sabor con tonalidades que varían desde el dulce hasta el agridulce.
En su aplicación en la cocina, el albaricoque puede utilizarse en la elaboración de mermeladas, en compotas, en bizcochos u otros dulces. Podemos consumirlo en crudo, asado, en almíbar o desecados, dando lugar a los famosos orejones.
En lo que respecta a sus propiedades del albaricoque, es una fruta rica en fibra, agua, en Vitaminas A, C y B (B1, B2, B3, B6 o B9), en minerales como el calcio, el potasio, el hierro, el zinc o el fósforo. Gracias a dichas propiedades nutricionales, el albaricoque tiene los siguientes beneficios para nuestra salud:
-Actúa como antioxidante
-Evita la retención de líquidos
-Es diurética
-Previene de enfermedades cardiovasculares
-Fortalece el sistema inmunológico
-Mantiene en buen estado nuestra piel y cabello
-Recomendable para personas que quieren adelgazar
A la hora de comprar y conservar el albaricoque, tenemos que tener en cuenta que es una fruta muy delicada. Deberemos escoger de entre ejemplares firmes y con una piel libre de impurezas. Para conservarlas, deberemos mantenerlas en la nevera.
Antes de consumir, se recomienda lavar la fruta para eliminar cualquier rastro de insecticida.