Las redes sociales son una herramienta cada vez más relevante en las estrategias de marketing para restaurantes. El ejemplo más original lo encontramos en una iniciativa del restaurante Catit de Tel Aviv que ofrece platos para ser fotografiados y compartidos en Instagram u otras redes sociales.
Los comensales pueden así disfrutar de una buena comida a la vez que asisten a un taller de fotografía gastronómica, porque la vajilla está especialmente diseñada para facilitar la toma de las imágenes. El diseño de uno de los platos permite que sea utilizado como soporte para el smartphone y tienen una gran curva en un extremo que funciona como fondo.
Otro modelo incorpora un artilugio que permite desplazar el dispositivo tecnológico alrededor del plato, 360 º, para fotografiar o grabar su contenido desde diferentes perspectivas.
La experiencia Foodography, que incluye el menú y los consejos de un experto fotógrafo gastronomico, cuesta 155 dólares la hora y no para de ganar adeptos desde su inicio en febrero.