Desde el pasado 1 de enero las aceiteras rellenables están prohibidas en hostelería y cátering. Una medida que afecta sobremanera a bares y restaurantes de nuestro país, pero ven con buenos ojos las cooperativas y agricultores de la oliva. La hostelería no está contenta porque la medida supone un sobrecoste para los establecimientos, muy afectados ya por la crisis económica que atraviesa el país.
Desde la Federación Española de Hostelería ya han calificado la norma de negativa por su impacto económico, además del medioambiental. El otro punto de vista llega desde el Comité Consultivo de Aceite de Oliva y Aceituna de la Unión Europea, que consideran que los nuevos envases desechables un garante para los consumidores.
La pregunta que planea en la mente de muchos consumidores es si será el cliente el que se vea obligado a pagar más en su cuenta final si consume ensaladas o desayunos, cuando más se utilizaban este tipo de recipientes. Por su parte, los productores quieren que la medida se extienda a toda la Unión Europea porque de momento sólo Francia e Italia la vienen aplicando.
En cuanto al impacto que pueda tener en el sector hostelero, los envasadores calculan un sobrecoste de tres o cuatro céntimos para un desayuno de unos dos euros y el doble para una ensalada.
REDACCIÓN gastronomia.com