Existen cocineros que pese a hacer años que colgaron el mandil, a día de hoy siguen influyendo en la forma de entender la gastronomía de muchos chefs. Un ejemplo es Frédy Girardet, -en la imagen a la derecha-, que con su filosofía de trabajo ha marcado un antes y un después.
Nació en 1936 en Suiza y desde niño ya jugaba entre fogones, puesto que su padre era cocinero del Hotel Central Bellevue en Lausana, y posteriormente, responsable de un bistró en una pequeña ciudad suiza llamada Crissier. Además recibió formación de la mano de Alexandre Dumaine.
Por desgracia, su progenitor murió de forma inesperada a los 56 años y Girardet pasó a dirigir el local. Tiempo después, en 1971, abrió el restaurante Girardet en Suiza, en aquel momento para muchos el mejor del mundo. Sus tres estrellas Michelin dejan constancia de su enorme calidad. Otro título que reconoce el trabajo del chef es el que recibió por parte de la guía Gault-Millau de «Mejor Cocinero del Mundo».
Su cocina, gran ejemplo de la mejor gastronomía clásica francesa desde el año 1949, puede encasillarse dentro de la corriente de la nouvelle cuisine.
Las claves de su éxito: emplear productos frescos, una cocción muy precisa, condimentación apropiada y evitar técnicas complicadas. Otra de las ideas que defendía a capa y espada es la creación de platos con únicamente tres sabores, el cuarto podría existir pero en un plano muy secundario.
Por otro lado, es conocida su gran oposición a la cocina molecular, sobre todo cuando se emplean ingredientes «no naturales».
Para los que quieran aprender un poco de su arte culinaria, están a la venta algunos de sus libros, como Girardet. La cocina de las emociones, La cocina espontánea o Girardet. Recetas de un maestro de la cocina francesa.
REDACCIÓN Gastronomia.com
IMAGEN DE https://www.honolulumagazine.com