Para disfrutar de un buen caldo es necesario que este se haya conservado correctamente, en un espacio acondicionado en el que sus propiedades no se vean alteradas. Lo ideal en caso de querer guardarlo en casa es disponer de una bodega o un sótano, ya que las botellas deben mantenerse a una temperatura entre los 13º y 17º.
El lugar elegido tendrá que ser sin ruidos ni luz, aunque también se puede utilizar una instalación de luz eléctrica de poca intensidad. Además debe emplearse sólo para almacenar caldos, evitando por tanto cualquier otro producto que pueda tener olor, por muy delicado que sea.
Las paredes del lugar deben tener un acabado tirolés, es decir, de cemento con gravilla. En cuanto al suelo, este será de arena o grava. Sobre la orientación, la bodega tiene que estar hacia el Norte, y en caso de no ser posible, al Este.
El ambiente ideal rondará el 90% de humedad. Por eso mismo habrá que controlar la posible aparición de moho, además de airear de vez en cuando. Con respecto a lacolocación de las botellas, todas ellas se almacenarán en posición horizontal y sin la coronilla de la cápsula metálica, para que no se reseque el corcho.
En caso de no tener ni bodega ni sótano, se elegirá la habitación más oscura e interior de la casa, y mantener las ventanas con la persiana bajada, -aunque se abrirán de vez en cuando para airear-. En ella habrá que disponer un armario forrado con planchas de poliuretano expandido, siempre con algún orificio para airear.
Si hay calefacción, el radiador tendrá que mantenerse cerrado. Por último, hay que tener en cuenta que no se recomienda ni los techos de los armarios, ni los bajos de los fregaderos de cocina o terrazas.
REDACCIÓN Gastronomia.com
