¿Cuáles son vuestros caldos preferidos para acompañar una comida? ¿Sois más de vinos tintos o quizás, de blancos? A falta de que alguno de los grandessumilleres españoles se pronuncie sobre esta cuestión, hoy queremos hacer una recopilación de las diferentes características que ambas bebidas presentan.
Todos los vinos se elaboran a partir de la fermentación alcohólica del mosto con la uva. Pero aquí se acaban las similitudes ya que el proceso de producción, sus componentes, aroma y sabor son factores distintivos entre uno y otro.
La fermentación de la uvas para vino tinto se lleva a cabo con los hollejos y semillas de la fruta. Un método que suele efectuarse a una temperatura aproximada de 25ºC y que da como resultado, vinos con una mayor cantidad de calorías y graduación alcohólica que sus hermanos los blancos. En ellos también encontramos niveles más altos de minerales como el potasio, magnesio y calcio y sobre todo de polifenoles, unos compuestos bioactivos con grandes capacidades antioxidantes y antiinflamatorias. Las carnes rojas o las pastas a la boloñesa son uno de los maridajes perfectos para estas bebidas.
Por su parte, la elaboración de vino blanco se realiza con el mosto totalmente limpio, sin hollejos ni semillas y a una temperatura cercana a los 16ºC. Más suaves y ligeros que los tintos, aunque con menor número de minerales, estos caldos son beneficiosos para reducir la presión arterial e ideales para combinar con pescados y pasta con salsas como la pesto.
REDACCIÓN Gastronomia.com