La actriz cántabra Marta Hazas es una apasionada del teatro. Está interpretando junto a Javier Veiga El caballero de Olmedo en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Un clásico de Lope de Vega que se puede disfrutar hasta el próximo 3 de noviembre. Aprovechamos esa obra para someter a Marta Hazas a nuestro Barómetro Foodie y descubrir qué tal se lleva la actriz con la gastronomía que se muestra cercana y alegre a lo largo de toda la entrevista.
¿Es Marta Hazas más de comer o de cocinar?
Yo de comer, cocinar cero. Comiendo soy una gran gourmet.
¿Y eres de esta gente a la que no le gusta cocinar, pero sigue los programas de cocina?
Pues no, la verdad es que no me he aficionado mucho a estos programas de MasterChef ni nada de esto.
¿Qué te parecen estos formatos?
Pues la verdad es que me sorprende y no entiendo que puedan enganchar tanto. El otro día estuve viendo un poquito y es cierto que como llegas a conocer a la persona luego ya te enganchan los conflictos que tiene y que se ponga nerviosa... Lo que sí me gusta es ver cocinar en los restaurantes japoneses, cuando parten el sushi y hacen los makis delante de ti, eso sí que me parece fascinante.
El caballero de Olmedo es una tragedia, ¿cuál fue el momento más trágico que has vivido alrededor de una mesa?
Una vez que mi primo pequeño se trabó en los pantalones haciendo tonto el mantel, estábamos en una comida familiar y se levantó para ir al baño. Pequeño, pero tenía 15 años en esa época y volaron las copas y el vino. Todo lo que había en la mesa cayó encima de todos los comensales (ríe).
¿Si tuvieras que conquistar a alguien le regalarías dos entradas para El caballero de Olmedo o le prepararías una buena cena?
Yo le diría que se viniera a verme un rato haciendo de Doña Inés en el escenario, que digo cosas muy bonitas y unos versos muy bonitos y luego le invitaría a cenar a un restaurante así chulo de Madrid o de Santander, que yo soy de Santander y ahí hay muy buenos restaurantes.
¿Qué es lo más exótico que has comido nunca?
Quizás los chapulines. Los insectos estos que en México los ponen así crujientitos, pasados por la sartén. Y te gustaron? No (se ríe), yo no me quito de la cabeza lo que estoy masticando. No me saben a nada, no me aportan nada y no. Yo no soy muy exótica para la comida
¿Algún capricho culinario en el camerino?
Siempre para hacer teatro tengo chocolate en el camerino. Es como una inyección de energía antes de salir a escena y va por rachas. En la obra anterior tenía filipinos, que me encantaban y ahora tengo Choco Wafer, unas chocolatinas que he descubierto y que me alucinan.
¿Cuando acabéis con esta obra os iréis de cena por ahí con la gente del reparto?
Hombre claro, cualquier escusa es buena para nosotros para organizar un sarao (ríe). Y ahora estamos ahí organizando a dónde vamos a ir, como somos ocho y ya no hay tantas obras en las que haya tanta gente, estamos pensando a ver a dónde vamos.
Si dependiera de ti, ¿a qué sitio iríais?
Lo primero que me ha venido a la cabeza ahora cuando me lo has preguntado ha sido el Zara, un restaurante cubano que me encanta porque hacen un arroz con ropa vieja brutal. Además ponen unos daiquiris que siempre están muy bien para las celebraciones.
¿Cuál es tu mejor receta?
Yo siempre he dicho que hago ensaladas bonitas (ríe). Suena muy mal, pero es verdad, hago ensaladas de estas muy completas, mezclo bien los colores, los ingredientes… Y el atún en salsa teriyaki, que es un plato que me gusta mucho y como es fácil de hacer pues también es así un plato estrella. Mira una tortilla de patata no la he hecho en mi vida, me parece lo más difícil del mundo y mira que me encanta, pero con eso no me arriesgaría.
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REDACCIÓN Marta de Dios